Me encanta desayunar aquí. Cuando llevo mi laptop para trabajar acompaño el rato con un capuccino y un brownie. El chocolate belga untable me lo puedo comer a cucharadas.
Para los amantes de spinning como yo, este club es ley. La música y adrenalina te obligan a pedalear a pesar del cansancio y los instructores contagian su ánimo.
Tienen una oferta gastronómica muy versátil, con helados y el café Rompeolas. La terraza es ideal para pasar un rato agradable con alguien especial.
Imposible no encantarse al verlo por fuera y por dentro; es uno de los edificiós más fotogénicos de la CDMX. Además cruzando la calle está la taquería El Caifán.
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