Los favoritos de Alejandra Villegas

Me encanta desde su virgen zapatista hasta los murales del gato de Cheshire. Que falte el oxígeno durante las tocadas queda en segundo plano, pues además de difundir propuestas independientes, tiene una postura social: lo mismo organizan conciertos que debates sobre la legalización de las drogas o la equidad de género.

Es el pequeño oasis para los cinéfilos satelucos. Además de ofrecer proyecciones gratuitas, me gusta porque en sus muros dan cabida a exposiciones de ilustración y fotografía de artistas emergentes. También arman shows acústicos de bandas de rock y jazz. En plan tardeada, es un buen lugar para ir a tomar un frappuccino y jugar Jenga entre amigos.

Me agrada porque tiene sillones muy cómodos que invitan a charlas largas. Su strudel de manzana es mi debilidad. Lo sirven caliente, con trozos de nuez y acompañado de helado de vainilla.