Y deje de llamarte papa Caroline Darian
Cortesía
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Y dejé de llamarte papá: te contamos qué nos pareció

La hija de Gisèle Pelicot denuncia la revictimización de su madre: convierte el trauma personal en una lucha colectiva

María Flores
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“Me aportaste un terror nuevo, el terror a dormir sola. Me robaste el sueño sin miedo. Tenía paz, tú la destruiste”. - Coraline Darian.

Y dejé de llamarte papá de la autoría de Coraline Peyronnet, con el seudónimo Coraline Darian, es un testimonio narrado en primera persona de lo que implica ser la hija de Dominique Pelicotque, el hombre que drogó a su madre durante más de 10 años para que desconocidos pudieran abusar de ella mientras se encontraba inconsciente. 

“Sumisión química” es el nombre con el que se conoce a este tipo de abuso, lo impactante es que no se requieren medicamentos complejos para realizarla, es posible con algunas opciones que se encuentran en un botiquín en casa. ¿Lo peor? La mayoría de este tipo de delitos ocurren por un familiar o persona cercana a la víctima. 

La historia narra lo vivido por Coraline Peyronnet y su familia, sin caer en el morbo y logra ir más allá; no es solo un recuento escueto de los hechos, como se podría leer en las noticias sensacionalistas —que en ocasiones carecen de ética y profesionalismo—, es conocer a detalle qué detrás de esas personas implicadas. 

No es una lectura fácil de digerir. No se apoya de vocabulario rimbombante o  complejo, por el contrario, la narrativa es sencilla y da las veces de una conversación casual. El libro se torna complejo cuando la autora narra puntos clave de los hechos, que nos impactaron al grado de tener que pausar la lectura por momentos. 

Darian, sin tapujos, revela el torbellino de emociones al que se enfrentó de manera repentina, pues su vida cambió (literalmente) con una llamada. Ver a su padre como un delincuente, tras los recuerdos de una buena infancia. No es algo fácil de asimilar. A la par, la autora narra situaciones anormales que experimentaba su madre, como la pérdida de memoria y cansancio extremo, y la negativa de esta a ver la realidad, como un modo de defensa. 

La lectura también narra lo espinoso en este tipo de casos, por ejemplo, la falta de seguimiento eficiente por parte de la comisaría francesa, pues menciona que le hubiera gustado asesoramiento o acompañamiento psicológico con especialistas en el tema y no que dejaran al aire al salir tras su declaración. 

Por suerte, Gisèle Pelicot contó con el cuidado y apoyo de su familia, así como los recursos para poder iniciar terapia —pese a las deudas por los malos manejos de su esposo—, el relato devela la otra cara de la moneda: las mujeres que no poseen esas redes de apoyo. De ahí nace la iniciativa de Coraline que ancla el libro; apoyar a otras sobrevivientes con ayuda de profesionales capacitados desde el inicio.

“Ahora tengo que aprender a vivir con ello” — Coraline Darian.

Y dejé de llamarte papáCaroline Darian. Seix Barral, Planeta. $248. 

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