Callejón del Aguacate
Foto: Edgardo Méndez
Foto: Edgardo Méndez

Leyendas de terror en las calles de la CDMX

Amamos las historias que le dan folclor y un poco de emoción a la CDMX. Estas leyendas buscan entender lo inexplicable.

Ángel Arroyo
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En una ciudad con tanta historia y cultura, inevitablemente surgen las leyendas. Relatos que nos ayudan a entender y explicar hechos extraños o hasta sobrenaturales. Seguro tú conoces ya algunos, pero quisimos agrupar los que consideramos más icónicos que suceden en espacios que puedes visitar por cuenta propia. Clásicos como el Callejón del Aguacate, La calle de la Quemada, El Panteón de San Fernando y más. ¿Cuáles nos faltaron? 

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Historias aterradores en las calles de la ciudad

Callejón del Aguacate

Ubicado en el Barrio de Santa Catarina, es un pequeño pasaje de 4 metros de ancho, con arquitectura del siglo XVII y ampliamente conocido por sus leyendas, mitos e historias. La más destacada es la de un soldado que, tras golpear accidentalmente a un niño hasta la muerte, colgó su cuerpo de un árbol de aguacate. Se dice que por la noche se escuchan gritos y se ven sombras en el callejón, mientras que una imagen de la Virgen María, colocada por el soldado en busca de perdón, aún permanece en una esquina. Los rumores dicen que el soldado sigue rondando el lugar, buscando redención.

Aguacate 19-31, Santa Catarina.

María Gil y el Antiguo Convento de la Concepción

El Antiguo Convento de la Concepción (fundado en 1540) contiene entre sus muros una historia trágica. Es sobre María Gil, una joven rica que se enamoró de un hombre ambicioso, Arrutia, quien la abandonó tras recibir dinero de sus hermanos. Completamente atormentada por la tristeza, María ingresó al convento como monja, pero su dolor no se fue lo que la llevó finalmente al suicidio en un árbol de durazno del jardín. Tras su muerte, su espíritu comenzó a aparecer en el convento, específicamente en la fuente donde se veía su reflejo. Esto llevó a prohibir que las monjas salieran al jardín después del anochecer. 

Belisario Domínguez 7, Centro.

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Casa de Don Juan Manuel

De todas las enlistadas, esta es una de las leyendas más y mejor documentadas. Tiene mucho de verdad, pero también una línea delgada con la leyenda. Una de nuestra versiones favoritas cuenta que, consumido por los celos y la sospecha de que su esposa lo engañaba con su sobrino, Juan Manuel Solorzano (su nombre real) hizo un pacto con el diablo. 

Este le dijo que para descubrir al amante debía asesinar al primer hombre que pasara frente a su casa a las 11 de la noche, preguntándole la hora antes de matarlo “Dichoso tú que sabes la hora en que mueres”, les decia. Don Juan Manuel lo hizo noche tras noche hasta que la culpa lo llevó a ir a una iglesia y confesarse. Sin embargo, la oración no logró quitarle la angustia y tras tres días de rezos fue hallado colgado, algunos creen que por ángeles. Se dice que su espíritu aún ronda, preguntando la hora a los transeúntes a las 11 de la noche el número 90 de la Calle de Uruguay (donde hallarás una placa con su nombre ya que ahí vivió). 

La historia documentada señala que, más bien, Don Juan Manuel había formado enemistades por su amistad con el Virrey, lo que llevó al Alcalde del Crimen Francisco Vélez de Pereira a encerrarlo en 1640. Posteriormente, este le pediría a la esposa de Juan Manuel que durmiera con él para liberar a su marido. Ella aceptó pero llegó a oídos de Solorzano, quien al salir con ayuda de un amigo, acabaría matando a Pereira.

Uruguay 90, Centro.

Panteón de San Fernando

Bueno, ya de por sí los panteones son lugares de energías densas e historias increíbles. Pero este en especial es uno de los más antiguos e históricamente importantes de la CDMX. Los trabajadores afirman haber visto sombras que desaparecen en la oscuridad y presencias extrañas, pero una de las leyendas más conocidas es la de una mujer vestida de blanco, que, cuando es observada, permanece inmóvil y emite un grito aterrador. También se habla de un hombre mayor que vaga por las tumbas lamentándose, conocido como Don Juan, sus restos fueron a dar a una fosa común y ahora solo le queda vagar por el panteón. Además, se han encontrado objetos misteriosos, supuestamente relacionados con prácticas de brujería.

San Fernando 17, Centro.

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La calle de La Quemada

La que hoy conocemos como calle Jesús María, en el Centro, guarda una historia tan aterradora como triste. Gira en torno a Beatriz de Espinosa, una joven que poseía una belleza sin igual en toda la Nueva España y que llegó en 1550 desde la Península Ibérica. Una mujer bondadosa con pretendientes a montón, pero que se enamoraría solo de Martín de Scúpoli, un aristócrata italiano que, consumido por los celos, llegó a desafiar a duelo a todos sus pretendientes llevándolos a muerte. 

Angustiada por esto y viendo que nada de lo que ella le decía lo hacía razonar, Beatriz se quemó la cara con carbones al rojo vivo, creyendo que con esto la violencia pararía, aunque también su amado la abandonaría. Sin embargo, al encontrarse, Martín confesó su enorme amor que trascendía su belleza física, conmoviendola y casándose finalmente. Beatriz vestiría por el resto de su vida con un velo negro, y la historia hoy en día se puede traducir como un ejemplo de los males del machismo. 

Hoy en día se le recuerda como La Quemada, tanto a ella como a la calle.

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