Exterior de un hotel mostrando alberca
Foto: Cortesía Casa Tara
Foto: Cortesía Casa Tara

La Ventana y Todos Santos, imperdibles en tu visita a La Paz

Carlos Alberto Miguel Hernández Verastegui recomienda opciones de ecoturismo y actividades wellness en tu siguiente visita a La Paz

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Es difícil creer que a tan solo dos horas y media volando de la Ciudad de México encuentres un destino que te permite tener tantos escapes. Hablamos de La Paz, un lugar aún virgen en muchos aspectos y que refleja todo el espíritu de la Baja.

Una vez que el avión aterriza en esta ciudad sureña de Baja California Sur, el menú de posibilidades es inmenso, desde pasear por su bello malecón hasta comer exquisitos platillos en lugares como el Bismark-cito, un clásico conocido por todos los locales, o el más nuevo pero que ya pinta como leyenda Tatanka; ambos combinan lo más rico de la cocina e ingredientes locales para dar una probada única de lo que te espera en el viaje.

Nuestra recomendación es que rentes un coche y explores los alrededores: tomar cualquier carretera promete paisajes espectaculares, contrastes entre el mar y el desierto que solo aquí podrás admirar. Una sugerencia si solo tienes pocos días es irte a La Ventana —un pequeño pueblo de pescadores, al sur de La Paz—, tomarla de base y desde ahí recorrer los lugares cercanos.

En La Ventana encontrarás todo lo que imaginas y buscas para pasar días hermosos y de merecida tranquilidad. El hotel ideal es Casa Tara, que cuenta con todas las facilidades y ponen atención en cada detalle para ofrecerte una experiencia única. Y visítalos tranquilo, siguen todos los protocolos de sanidad indicados por las autoridades para protegerte de COVID-19. Considera que este hotel está pensado como un retiro de wellness donde podrás tomar clases de yoga, usar y disfrutar de su spa y varios servicios adicionales para alimentar cuerpo, mente y espíritu. 

Desde Casa Tara puedes explorar el bello Mar de Cortés: prácticamente en frente está la Isla Cerralvo y a unos minutos en panga esta Espíritu Santo, ambos spots ideales para nadar y hasta bucear —según tus ganas y las clases de natación que pasaste—. Incluso si prefieres solo flotar en el mar, verás una fauna marina irreal con una claridad impresionante, desde tortugas hasta mantarrayas. Si te quedas en el bote, ponte listo para observar ballenas, delfines y hasta orcas, según la temporada. Todo esto ocurre en un mar cálido y calmo, una piscina gigante para disfrutar a unos pasos de tu cuarto. 

Foto: Cortesía Casa Tara

Durante las tardes puedes visitar otros lugares cercanos y seguir descubriendo los paisajes de la Baja, como los que hay en Todos Santos, un pueblo mágico con una vibra única. Aquí te encuentras con surfers, el icónico Hotel California —que se rumora fue el que inspiró la clásica canción homónima de la banda The Eagles— y varios spots que embellecerán tu feed de Instagram.

En Todos Santos también disfrutas de lugares deliciosos para comer y beber. Uno de ellos es Jazamango, de Javier Plascencia, una propuesta de gran sabor que apuesta por lo local; incluso tiene un huerto al lado, de ahí surte a diario la cocina para preparar todos los platillos. Un lugar ideal para pasar una tarde rica y consentir al paladar.

Por su parte, Doce Cuarenta es un templo al café y su cultura en la Baja. En este espacio espectacular y cool encontrarás cocteles inspirados en el grano, además de cervezas locales, repostería y panadería hecha al momento. No dejes de comprar café para llevar, es de productores locales.

La Paz —y la Baja en general— ofrece un sin fin de experiencias, paisajes y sabores, todos increíbles; uno llega con una gran expectativa y ésta es rebasada. Las ganas de seguir descubriendo no paran y quizá el tiempo nunca basta, este destino invita a escaparte y perderte en él permanentemente: un solo atardecer de la Baja no es suficiente, aunque cada uno de ellos se recuerdan por siempre.

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