Al Hostal de la Luz uno va a relajarse y a olvidarse de cualquier preocupación, así de sencillo. Este oasis de tranquilidad está en Tepoztlán y es el remedio perfecto para el exceso de estrés al que estamos acostumbrados en la Ciudad de México.
Ubicado en el municipio de Amatlán de Quetzalcóatl (a hora y media de la CDMX) y rodeado por la cordillera del Tepozteco, este sitio irradia energía y buena vibra por donde quiera que lo veas. El hotel tiene un concepto holístico que integra spa, suites de lujo y un centro de meditación. Cuenta con albercas, jacuzzi, dos temazcales, jardines y terrazas para contemplar la mágica vista a las montañas de Morelos.
Al hacer tu check-in (2pm), reserva algún masaje en el spa. Hay 14 cabinas y puedes elegir entre faciales, masajes relajantes, antiestrés, con piedras calientes, shiatsu, reiki y hasta terapia para el insomnio. Yo probé el masaje relajante recomendado para personas con cargas de estrés muy altas, dura 50 minutos y tiene un costo de $970 pesos. Aunque mi favorito fue el hidrochakral, un masaje en una alberca llena de agua energetizada y purificada que actúa sobre cada uno de nuestros siete chakras: coronilla, tercer ojo, espalda alta y cuello, corazón, espalda media, zona lumbar y zona perineal. Durante esta terapia escucharás cada dos minutos el sonido de campanas tibetanas que te indicarán pasar al siguiente chakra. Este masaje dura 28 minutos y cuesta $500 pesos.
Después del spa, dirígete al restaurante y recarga energía con los platillos preparados por cocineras de la región. El menú sigue una línea muy sana para las personas que llevan una dieta balanceada, no esperes comida alta en calorías.
¡Llegó la hora temazcal! Aquí hay dos opciones para probar este ritual prehispánico, la primera es la clásico baño de vapor que utiliza hierbas aromáticas para desintoxicar cuerpo y alma, y la segunda es un ritual de renacimiento. Si es tu primera vez en un temazcal te recomiendo tomar la segunda opción para que vivas la experiencia completa: fuego, vapor y una salida por un tobogán a una alberca de agua fría.
Por las mañanas hay clases de yoga y meditación en grupo. Prueba también la caminata en el laberinto, que es una réplica exacta de laberinto de la catedral de Chartres en Francia, proveniente de la tradición celta. El recorrido se hace descalzo y con los ojos cerrados para encontrarte con tu yo interno.
Empaca una maleta con traje de baño, sandalias y ropa cómoda, olvídate de contestar whatsapps y mails de trabajo (la señal de wifi es muy baja) y hazte a la idea de que no verás Netflix en todo el fin de semana (las habitaciones no cuentan con televisión). ¿Listo para la aventura?
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