En el centro de Milpa Alta se alza esplendoroso el Exconvento de la Asunción de Nuestra Señora de Milpa Alta, construcción que forjaron los franciscanos en el siglo XVI y que ahora es un recinto emblemático cuando se habla de esta Alcaldía.
Este recinto posee un atrio bastante amplio, con áreas verdes llenas de árboles altos. Aunque su estructura no sigue ninguna corriente y de cierta manera es muy básica —recordemos que los franciscanos son famoso por despojarse de las cosas materiales y llevar una vida sin lujos— cuenta con piezas de arte sacro que datan del Virreinato. Es fácil identificar como neoclásico su retablo principal y en algunas partes, algo de talavera azul de Puebla.
Ya que en Milpa Alta existen iglesias en cada esquina, es llama Iglesia grande, más allá de su tamaño, porque es la que rige a las demás. Aquí se adora a la Virgen de la Asunción por una leyenda que se cuenta hasta nuestros días: esta zona —antes llamada Malacachtepec Momoxco— sufría de desabasto de agua. Un día, un joven conoció a una doncella que lo llevó hasta el manantial Tulmiac, y a cambio le pidió que construyeran un templo en su honor. Ya que sucedió el 15 de agosto de 1532, día dedicado a la virgen de la Asunción, se volvió la casa de esta deidad.
Tristemente, este recinto considerado como monumento colonial por el gobierno de Milpa Alta, sufrió grandes daños en el pasado sismo del 19 de septiembre de 2017, por lo que se encuentra cerrado hasta su remodelación. Por el momento, las misas se llevan a cabo en la parte trasera del Exconvento.