¿Te has preguntado cómo se desarrollaron los vínculos rusos con los mexicanos, o cómo se originó la Embajada Rusa en nuestro país? Para responder debemos conocer la historia y saber por qué la Embajada de Rusia en México es un punto emblemático en la ciudad.
En los siglos XVIII y XIX el pueblo de Tacubaya se codeaba de lujosas casas, fincas y jardines elegantes. En ese entonces existió la hacienda de Santa Catarina de Arenal, una casona construida en 1610 por Juan Hernández Mellado y adquirida por medio de una subasta en 1704 por el conde de Miravalle.
El edificio se otorgó a María Magdalena Dávalos, tercera condesa de Miravalle, y después de su muerte — y muchos otros dueños— terminó en 1911 con Dolores Rubín Escandón (hija del latifundista Vicente Escandón) y su esposo el arquitecto Jorge Gómez de Parada. Causas mayores los obligaron a abandonar el país y la casona, y fue hasta 1942 cuando vendieron el recinto a la Embajada de la URSS, después Embajada de la Federación de Rusia.
Pasando a la parte política, en 1924 se firmaron las relaciones diplomáticas entre la Unión Soviética y México. Los siguientes Embajadores de Rusia en México fueron Stanislav Petskovisky durante dos años, después la primera mujer embajadora, Alexandra Kolontái, seguido de Konstantín Umanskiy. En 1968, el entonces Presidente de México, Luis Echeverría, visitó la URSS y para 1978 José López Portillo firmó el Protocolo adicional al Tratado de Tlatelolco que prohibía el almacenamiento de armas nucleares en América Latina.
Hoy en día Eduard R. Malayán es el Embajador en turno, quien también fue Embajador de Rusia en Luxemburgo 2005-2009. Además está presenta la Escuela de la Embajada, fundada en 1960 y creada para dar clases a los hijos de empleados de las instituciones estatales de la Federación Rusa. Si creíste que quienes expiden las visas tienen mucho trabajo, imagina cómo estarán quienes se encargan de las Fan ID para Rusia 2018.