Único. El Diccionario de la Real Academia Española define esta palabra como referente a algo extraordinario, sin otro de su especie. El Colegio Nacional tiene esa cualidad. No hay otro edificio en la Ciudad de México que, en 261 años, haya servido para tantos −y tan distintos− fines.
Fue el 30 de diciembre de 1754 cuando este recinto comenzó a funcionar como pensionado de novicias. Tan sólo un año después, arrancó su metamorfosis. En 1755 se convirtió en la primera escuela gratuita para mujeres en América Latina, luego fue cárcel, hospital de sangre y casa para estudiantes socialistas.
Finalmente, el 15 de mayo de 1943 fue inaugurado como centro cultural. Su único objetivo: ofrecer un espacio de encuentro para los grandes pensadores del país. Hoy el objetivo se sigue cumpliendo. Los escritores Enrique Krauze, Juan Villoro y Gabriel Zaid son sólo algunos de los miembros actuales.
El recinto es reconocido por albergar una pinacoteca con cuadros de los miembros de El Colegio Nacional que ya murieron, como Diego Rivera y José Clemente Orozco. Además, cuenta con una biblioteca especializada con más de 40 mil libros y un fondo reservado con libros antiguos.
El Colegio Nacional es un nodo histórico singular, pues en sus muros confluyen muchos pasados: fue el Ex Convento de la Enseñanza, una prisión para los colaboradores del emperador Maximiliano de Habsburgo, Suprema Corte de Justicia y la Vicepresidencia de la Nación, archivo de notarías, escuela de ciegos y también casa del estudiante socialista.
Bajo su suelo yacen el templo de Cihualcóatl (madre protectora de la raza) y el sitio donde los aztecas guardaban a los dioses de las tierras conquistadas, parte del Templo Mayor.
La arquitectura logra un diálogo entre tiempos, pues armoniza las columnas del edificio que data del siglo XVIII y que fue diseñado por Ignacio Castera, con formas y materiales contemporáneos introducidos por el arquitecto Teodoro González León (miembro actual). Te invitamos a explorar el recinto ya que hay visitas guiadas disponibles para el público en general.
Actualmente, la institución reúne a las mentes más brillantes en diferentes disciplinas para realizar investigaciones e impartir conferencias y charlas sobre ciencias exactas, biológicas, artes y humanidades.
Cuenta con un Centro de Información, el cual incluye entre sus áreas una biblioteca y una pinacoteca. En esta última se preservan los retratos de los miembros ya fallecidos, elaborados por artistas como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Jorge González Camarena, Roberto Montenegro y Juan O’Gorman.
El Colegio Nacional es un arca con raíces inconmensurables, un puente a otras dimensiones que condensa y desborda la pasión por la búsqueda de la libertad por el saber. Cada semana se realizan actividades gratuitas, como conferencias y conciertos.