El culto por la muerte en la cultura mexicana data de la época prehispánica. En los tzompantlis se exhibían los cráneos de personas sacrificadas como ofrenda a las deidades. Ejemplo de esto es el Gran Tzompantli dedicado a Huitzilopochtli que se descubrió en 2017 en el corazón del Centro Histórico de la CDMX.
Cada 1 y 2 de noviembre los mexicanos nos reunimos para recordar a los difuntos con las tradicionales ofrendas que incluyen el delicioso pan de muerto, los platillos favoritos de nuestros seres queridos, velas para iluminar su camino, el copal y el incienso, las emblemáticas flores de cempasúchil y papel picado con la imagen de la Catrina, creada por el mexicano José Guadalupe Posada.
Este año ha estado muy restringido de eventos y conglomeraciones, lo cual impedirá que se celebren presencialmente ritos tradicionales como el de Mixquic, las ferias y festivales de pan de muerto, las megaofrendas y el Desfile Internacional de Día de Muertos, entre otros. Sin embargo, existen muchas opciones para celebrar el tradicional Día de Muertos; desde obras de teatro con aforo limitado, hasta muestras de arte al aire libre.
Ya sea en casa o caminando sobre Reforma para ver los Mexicráneos, no dejes pasar esta tradición que es catalogada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
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