1. El Louvre de Insurgentes
Una pirámide de cristal marca el crucero de Insurgentes con Parroquia. Debajo de ella gira un carrusel para niños, atracción de la juguetería de una tienda departamental.
Del otro lado del Atlántico, en París, una pirámide de cristal más grande, y construida años antes, en 1989, cubre el acceso al Museo de Louvre.
Dados estos contextos cualquier intento de comparación es absurdo. La de París, construida en la plaza de un antiguo palacio real parisino, fue una innovación que generó un verdadero debate urbanístico y que a la fecha se ha convertido en un ícono de la ciudad. Por el contrario, la pirámide de Insurgentes quedó como una puntada hilarante de un centro comercial de la que muchos ni cuenta se dan.