Daniela de 36 años vive en la Ciudad de México. Una de sus pasiones es viajar y conocer nuevas culturas, motivo por el que la lectura es una de sus actividades favoritas —bueno, también le gusta el teatro y el ballet—. Ella tiene un superpoder, es piloto en Aeroméxico. Es una de las tantas mujeres detrás de los mandos, volantes y controles de las máquinas que nos transportan diariamente. Solo este motivo nos bastó para platicar con ella sobre su trabajo.
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¿Cuándo decidiste volverte piloto?
Saliendo de prepa no sabía muy bien qué iba a hacer con mi vida así que no entré a la universidad luego, luego. Tengo una tía que fue sobrecargo y ella me propuso meterse de sobrecargo en lo que decidía qué estudiar. Le hice caso y entré casi de inmediato, tomé el curso de capacitación y en mi primer vuelo asesorado, los pilotos me invitaron a aterrizar en la cabina. Me acuerdo perfecto que sentí un microinfarto de emoción y pensé: esto es lo que quiero.
¿Cómo te convertiste en piloto?¿Cuál fue tu formación?
Estudié una parte en una escuela AIRE en el aeropuerto de Atizapán, Estado de México, y la otra en Avoló, una escuela en Querétaro; en AIRE tienen una opción para alumnos que trabajan en la que solo dan teoría los sábados así que eso fué lo que hice, seguí trabajando de sobrecargo para pagar la escuela. Cuando entré al curso de los sábados yo era la única mujer, así que la verdad era la consentida, todos me trataron súper bien y los maestros me querían mucho. Claro que había bromas por ser mujer en una “profesión de hombres” pero jamás fueron con afán de ofender.
Después de acabar la escuela, ¿fue difícil conseguir trabajo?
Fue súper raro porque no tenía idea de lo complicado que era. Lo primero que hice fue mandar mis papeles, licencia, examen médico, cédula profesional y como todo estaba en regla me hablaron para el examen teórico y me fue bien, así que me mandaron mail para continuar el proceso de contratación. Cada que hacía un examen tenía que esperar unos días a que me avisaran si continuaba con el proceso. Todo salió bien y después de aproximadamente un mes de exámenes empecé el inicial del Airbus que fué una locura, volar ese avionzote saliendo de la escuela no es cosa fácil. Mi vida se redujo a estudiar, tomar simulador, dormir y tal vez comer (risas) estuvo pesadísimo pero valió la pena. Conseguir trabajo de piloto es muy retador y estresante porque compites con mucha gente. Son muchos exámenes y estudios. Definitivamente no es fácil, es una carrera que exige muchísima disciplina.
¿Qué es lo que más disfrutas de ser piloto?
Mi experiencia ha sido increíble, he tenido la oportunidad de volar Airbus y Boeing, en siete años he volado aproximadamente 4,600 horas, he aprendido y crecido muchísimo tanto profesional como personalmente. Lo que más disfruto es que es una profesión que me reta día a día, siempre tienes que estar estudiando así que no te aburres nunca. Me encanta la sensación de estar a los controles de una máquina de más de 70 toneladas, de verdad me siento poderosa, es muy imponente (risas) me gusta que todos los días son diferentes; amo los atardeceres, amaneceres, las noches estrelladas, la comida de cada lugar y por supuesto las pláticas de cabina con compañeros y compañeras con más experiencia que yo de los que siempre aprendo algo.
¿Cuáles son las dificultades o cosas negativas que no te gustan de ser piloto?
Estar lejos de casa, perderte de cumpleaños, navidades, aniversarios. Para mí es lo más complicado. Para poder estar en paz con esta profesión necesitas estar muy en paz contigo mismo y disfrutar de tu compañía porque estamos mucho tiempo solos.
Como mujer, ¿cómo ha sido tu experiencia? ¿Crees que esto juega a favor o te perjudica?
Mi experiencia ha sido muy buena. Desde mi punto de vista esto ni me favorece ni me perjudica, he tenido exactamente las mismas oportunidades, los mismos exámenes y las mismas pruebas. Esta carrera se trata de capacidad, estudio y constancia.
¿Qué le hace falta a la industria en la que trabajas para hablar de una equidad de género? ¿Es la CDMX un lugar amigable para las pilotas?
Qué pregunta tan complicada. Las mujeres no nos hemos dado cuenta que la aviación tiene las puertas abiertas para nosotras; hay igualdad, es decir tenemos las mismas prestaciones, salarios, oportunidades de crecimiento que cualquier piloto hombre. Lo que falta para hablar de equidad es que más mujeres se animen para que el número siga creciendo y así haya más capitanas, más asesoras, más mujeres en puestos administrativos, más mujeres en puestos con toma de decisiones. La CDMX es amigable para cualquier mujer que esté dispuesta a comprometerse y a estudiar para lograr sus metas y objetivos.
¿Qué te gustaría decirle a todos para que conozcan más tu trabajo?
Mucha gente piensa que no hacemos nada y que todo lo hace el piloto automático pero de verdad no tienen idea todo el estudio y las pruebas qué hay detrás. Hay que decir que el trabajo es pesado, no vamos a Cancún y nos quedamos tres días en la playa; cargamos con una gran responsabilidad, estamos capacitados para resolver cualquier eventualidad o falla en vuelo o en tierra. NUESTRO TRABAJO ES LA SEGURIDAD.
Me gustaría decirle a todas las niñas y mujeres que tienen ganas pero dudan de hacer algo “porque es de hombres” o por “el que dirán” que se animen, que el miedo está hecho para vencerse y que la vida es HOY. Confíen en ustedes, prepárense, estudien y callen bocas. El mundo está cambiando y hay muchísimas puertas abiertas para nosotras pero tenemos que entrarle con el corazón y con confianza. Somos fuego y nada ni nadie nos puede apagar.