Resuenan las campanas del templo ubicado en el ombligo de la ciudad, todas menos una. De las 40 piezas de metal que habitan el campanario hay una que siempre está callada, le llaman la “castigada” porque ocasionó la muerte de un campanero hace un siglo. La Catedral Metropolitana guarda desde hace más de 200 años una gran cantidad de historias, algunas fantasiosas y otras reales, pero ocupa un lugar en libros de historia y en la memoria colectiva de los habitantes de la ciudad.
El recinto comenzó a construirse en 1570, Claudio de Arciniega diseñó el proyecto inicial; sin embargo, una veintena de arquitectos se encargaron de la obra, hasta que el proyecto llegó a manos de Manuel Tolsá, quien finalizó el coloso en 1813.
El edificio, integrado por 16 capillas, es una síntesis del arte colonial y novohispano, la obra es un majestuoso catálogo de corrientes estilísticas. El barroco está presente en los altares De los Reyes y Del Perdón; encontramos rastros de neoclásico en la bella linternilla de la cúpula y los acabados balaustrados, toque personal de Tolsá. El estilo herreriano (caracterizado por la rigurosa geometría en sus elementos y por la carencia de decoración) se hace presente en la Sala Capitular, la sacristía y en la fachada del templo, diseñada por José Damián Ortiz de Castro, notable dado lo escaso de este tipo de estilo en México y Latinoamérica.
La Catedral aloja reliquias y joyas invaluables. El padre José de Jesús Aguilar, quien fungió como sacristán mayor del recinto, destaca algunas con gran valor histórico, como el trono de Agustín de Iturbide y los restos de José Vasconcelos. En la capilla de Nuestra Señora de las Angustias de Granada se encuentra la pila de bautismo de San Felipe de Jesús, considerado el primer santo mexicano. La Capilla de las Reliquias resguarda lienzos cuyo tema principal es la pasión de Cristo, resalta la Virgen de Guadalupe, de José Ibarra. Otra joya es la colección de textiles japoneses de la sacristía, compilada en el libro Hilos del cielo: las vestiduras litúrgicas de la Catedral Metropolitana de México.
Las imágenes más visitadas son el Cristo del Veneno y el Señor del Cacao, llamado así porque en época colonial la gente lo ofrendaba con este grano. También la imagen del Niño Cautivo, de la capilla de Nuestra señora de la Antigua, es considerado el patrono de los secuestrados. Su historia se remonta a 1620, cuando Francisco Sandoval Zapata fue raptado por unos piratas, los bandidos solicitaron un rescate que tardó más de siete años en llegar, para ese entonces Sandoval Zapata había muerto, pero los piratas entregaron la estatua a su familia.
Las criptas se localizan debajo del Altar de los Reyes, la cripta principal alberga los restos de los arzobispos titulares de la arquidiócesis, desde Fray Juan de Zumárraga hasta el cardenal Ernesto Corripio y Ahumada. La puerta de esta cripta fue realizada en bronce por el arquitecto Ernesto Gómez Gallardo y es una de las aportaciones arquitectónicas del siglo XX.
El edificio ha sobrevivido algunos incidentes al paso del tiempo, el más grave sucedió en 1967, un incendio en el Altar del Perdón que dañó el coro y las pinturas de la cúpula. Entre 2000 y 2004 se trabajó en corregir el hundimiento que estuvo a punto de partir en dos al edificio; la obra estuvo a cargo de Sergio Zaldívar y Xavier Cortés Rocha. Consistió en mover toneladas de construcción (el peso total del edificio es de 127 mil toneladas) para nivelar el terreno y provocar un hundimiento equilibrado. Esta labor titánica ha hecho que los encargados de la Torre de Pisa pidan ayuda a los arquitectos mexicanos.
Actualmente, la Catedral ofrece recorridos dirigidos para turistas y, en determinadas épocas del año, es escenario de representaciones teatrales y conciertos de órgano barroco y coro. El órgano de la epístola, único en su género, fue diseñado por José Nasarre y data de la época colonial, posee aproximadamente tres mil flautas y es uno de los más grandes del mundo, actualmente se encuentra en restauración. Los dos primeros días de noviembre organizan visitas guiadas a las catacumbas.
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