Lograr que el lector desarrolle una incómoda (pero inevitable) empatía por el paria que sirve de protagonista en una historia de venganza, quizás no sea algo nuevo, pero hacerlo a través de secuencias de un alto grado de sadismo, sin extraviar en ningún momento los valores estéticos y la fuerza narrativa propuesta desde un principio, sí que llama la atención.
Eso es precisamente lo que consigue Big Man Plans, obra del otrora enfant terrible del cómic estadounidense, Eric Powell –en colaboración con Tim Wiesch–, quien desde el título advierte que el sarcasmo es uno de los principales ingredientes de lo que plantea como un thriller, cuya brutalidad no duda en llevar hasta las últimas consecuencias. Jugando a dos bandas, yendo de la evocación de un amargo pasado que al menos aún mantenía un atisbo de esperanza, a un presente hambriento de revancha que solo se sostiene gracias a los resentimientos y la ironía.
Todo tiene como telón de fondo a la América profunda, carcomida por los prejuicios; es que el también creador de The Goon (galardonado cinco veces en los premios Eisner), nos presenta a un hombre de corta estatura, menospreciado, maltratado y utilizado por la sociedad, reconvertido en una arma humana por la guerra de Vietnam, capaz de soportar e infligir las peores torturas y con toda la intención de iniciar un ajuste cuentas.
Las secuencias de trazos, que a pesar del entintado parecieran no abandonar su naturaleza primaria de bocetos, en donde los colores difuminados ofrecen atmósferas recargadas y las viñetas pierden los marcos en el momento oportuno para dejar que las acciones luzcan con toda su brutalidad sobre fondos blancos; resultan un pasaje irresistible.
Entre desmembramientos, vísceras y sangre deja al descubierto el trastorno mental para sustentarse sobre un descarnado discurso de implicaciones sociales, delineando personajes que, consiente o inconscientemente, renuncian a cualquier oportunidad de redención. Las frases contundentes en conversaciones sin desperdicio, junto con la inclusión de elementos pop, como iconos y eslogan; refuerzan la disfrutable viscosidad del humor negro que lo salpica todo.
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Destinada a volverse de culto y con claros paralelismos con películas como Rambo y la novela que le dio origen, Big Man Plans está a la altura de los mejores momentos de Warren Ellis (Transmetropolitan, Planetary- o Garth Ennis -Preacher), indispensable para iniciados e ideal para el público adulto que se acerca por primera vez a los cómics y su sensibilidad le da para disfrutar de una pieza escatológica y de tránsito casi febril, que no deja títere con cabeza. Panini lo trae al mercado mexicano en un solo tomo que acertadamente incluye distintas portadas, entre ellas la variante que firma Lee Bermejo.