1. Olvídate de los panchos
Puedes salir de fiesta sin sufrir escenitas ni panchos. Lo más probable es que la pases muy bien y te conviertas en esa persona que se burla de quienes sí la tienen.
A veces estar soltero significa la libertad total y no lo cambiarías por nada, otras, especialmente cuando acaban de romper contigo, te sientes un trapo sucio y te la pasas llorando por los rincones. En esto de las relaciones no siempre es fácil hallar un equilibrio, por eso aquí algunas situaciones con las que tal vez te identifiques.
Puedes salir de fiesta sin sufrir escenitas ni panchos. Lo más probable es que la pases muy bien y te conviertas en esa persona que se burla de quienes sí la tienen.
Sabemos que las discusiones sobre dónde ir a cenar pueden prolongarse más de la cuenta. Al estar soltero no sólo evitas ese proceso sino que no tienes que compartir tu deliciosa hamburguesa con nadie.
La falta de tiempo ya no es un problema ver a tus cuates. Además, nadie te fuerza a convivir con esos amigotes de tu pareja a los que no soportas.
Nadie va a cuestionar tus costumbres domésticas ni tus hábitos de higiene: ¿Bañarse en domingo? ¿Eso qué es?
El coqueteo intenso puede ser muy divertido y te hace sentir vibrante, aunque no llegues a nada concreto, seguro conoces a muchas más personas muy chidas.
No estás obligado a recoger a tu cuchurrumín en el aeropuerto en hora pico ni tienes que acompañarlo a la fiesta de su sobrinito de tres años o a ver a sus tías. Eso es una bendición.
Gastas muucho menos en regalos de cumpleaños y fin de año, así que puedes darte un lujito seguido o ahorrarlo para un viaje.
No tienes que pasar por todas esas cursilerías del 14 de febrero, es más, no puedes evitar reírte cuando ves pasar a un pobre diablo con el auto lleno de post-its.
Si de pronto decides irte a vivir a Indochina, lo único que debes hacer es empacar y mandar a todos tus contactos un: “Adiós, babosos”. Nada de corazones rotos ni berreos.
Eres amo de tu tiempo. Valoras tu autonomía, haces lo que quieres y nadie puede exigir atención especial de tu parte. (claro, a menos de que tengas un gato).
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