Por más de 60 años la Arena México ha sido considerada como la Catedral de la Lucha Libre en México y el mundo. Con una capacidad original para poco más de 17 mil personas, con el paso de los años se han ido reduciendo hasta solo 13, 700 lugares.
Salvador Lutteroth González, conocido como el padre de la lucha libre mexicana, fue el encargado de cerrar la Antigua Arena México —donde ahora es el estacionamiento— para proceder con la construcción del actual edificio. Francisco Bullman dirigió los trabajos de la edificación del nuevo recinto, antes dirigió la Arena Coliseo en la calle de Perú 77 y participó en la Torre Latinoamericana.
Se inauguró el 27 de abril de 1956 con Mario Moreno “Cantinflas” como padrino y con un cartel estelar con el Santo y Médico Asesino contra Blue Demon y Rolando Vera, resultando ganadores los primeros. En su ring se han librado miles de batallas—5 por semana— con grandes luchadores como Espectro, Cavernario Galindo, Huracán Ramírez, Rayo de Jalisco, Atlantis, Último Guerrero, Mil Máscaras, Conan y muchísimo más. Se dice que por más rudo o técnico que seas, si no has luchado en la Arena México aun no eres luchador.
La catedral también es cuna de las próximas figuras, como la Nueva Generación Dinamita. En su interior está la Escuela de Lucha Libre con maestros como Arturo Beristain, Arkángel o Tony Salazar, considerada como una de las mejores del mundo.
La Arena México es un lugar emblemático donde se rompen todos los esquemas y desaparecen las clases sociales, donde cada pelea se siente como el final de una guerra y los corazones laten con cada presentación. Vive una batalla épica con lo mejor para comer en la Arena México, incluyendo a Freedom, un reciente servicio de buffet de la casa para una experiencia más cómoda y privada de los eventos. Está llena de colores, míticas batallas y aficionados nacionales y extranjeros que se entregan con grito, vitoreo y uno que otro insulto.