Desde museos, centros culturales, recintos gubernamentales y colegios, hasta corporativos y plazas comerciales, el paisaje urbano que el arquitecto Teodoro González de León ha pintado en la CDMX ya es parte de la identidad cultural de nuestro país.
Quizá su nombre no te resulta muy conocido, pero el trabajo de Teodoro está distribuido por toda la Ciudad de México y es casi imposible recorrer el centro, sur y poniente de la ciudad sin pasar junto a una de sus obras.
La Guía Teodoro González de León (Arquine, 2016) es un viaje por el trabajo del famoso urbanista que abarca más de sesenta años y presenta sus obras más emblemáticas en el interior de la República. Basados en esta publicación, elegimos cinco de sus recintos de mayor impacto para que los conozcas más a fondo.
Tras la remodelación en 2012 a cargo de Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky, este recinto se convirtió en uno de los favoritos de los amantes del arte. En su exterior descansa una base de paralelepípedos escalonados que aluden a una pirámide mesoamericana.
Luego de una remodelación radical en 1990 por González de León (tenía pésimas condiciones de acústica y visibilidad), este recinto incorporó una escalinata de acceso y levantó la plaza de la entrada para poder acceder a la zona preferente. La transformación del Auditorio Nacional también abarcó un recubrimiento en cristal para crear un vestíbulo donde se desarrollan las pasarelas y se ingresa a las gradas superiores.
Concebida por Ignacio Castera a finales del siglo XVIII, esta construcción se convirtió con el paso del tiempo en la guarida de las letras y célebres autores. Está ubicada en el corazón del Centro Histórico y ha cambiado de función siete veces en 200 años. Tras su restauración en 1994 se descubrieron 20 arcos y 49 nichos de piedra cortada.
Al entrar al Centro Cultural Universitario una serie de volúmenes de distintas alturas nos anuncian la llegada a este edificio de concreto blanco. El museo de casi 14 mil metros cuadrados fue el primero concebido para el arte contemporáneo y en 2008 le mereció a Teodoro Gónzález de León la medalla de oro de la Unión Internacional de Arquitectos.
De carácter sobrio y monumental, este edificio de cuatro pisos se desarrolla a lo largo de una calle peatonal pergolada que se eleva un piso para facilitar el acceso. Tiene una cubierta de concreto cincelado (rasgo característico en la obra de Teodoro) con arena de tezontle rojo y grano de mármol.
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