24 horas en Guanajuato

Se hicieron en Jalisco pero en Guanajuato es donde estos artículos de diseñador encontraron su lugar. Los collares, pulseras y aretes que se venden son de diseños exclusivos y tienen como materia prima la plata, aunque muchos de ellos se embellecen con incrustaciones de piedras preciosas como la turquesa. Sus precios son accesibles, encuentras anillos de menos de 100 pesos y pulseras sencillas entre los 100 y 200 pesos. También venden artículos de piel, como brazaletes con detalles en cuarzos de diversos colores, y bolsas con grabados de flores.

Recorrer las calles poco transitadas de Guanajuato y perderse en ellas tiene su recompensa: gelatos y sorbetes artesanales. Al salir del Templo de San Roque caminamos en sentido opuesto al que llegamos y dimos con un rincón fresco en sabor y ambiente. Desde 2015, Rodolfo Sánchez y Alejandra Olvera ofrecen helados clásicos como el de chocolate, opciones menos comunes, como el de crema de avellana y café expresso, y mezclas rarísimas, pero deliciosas, como la de mazapán con plátano o el de cardamomo. 

El acervo de este museo es muy variado, va desde el arte en miniatura, hasta grandes colecciones de arte virreinal y popular. Cuando visites este recinto date una vuelta por su capilla barroca y tómate tu tiempo para observar “Tríptico guanajuatense”, mural de José Chávez Morado.

Cuando el director Park Chan-Wook fue homenajeado en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato, en 2012, visitó este restaurante para darle el visto bueno al menú. Por fuera se distingue por la bandera de Corea que sale de uno de sus balcones y el gran dragón de cartón que custodia su entrada. 

Después de unos días en el Cervantino, seguro necesitarás algo que te “reviva”, como el caldo de camarón de Mariscos el Amigo de Silao; es espeso y lo sirven con una generosa cantidad zanahoria, papa y camarones con cáscara –para evitarte el enfado de pelarlos, pídelos en sopa y no en caldo–. 

Aquí encuentras piezas de artistas reconocidos internacionalmente como Leonora Carrington, Sergio Hernández y José Luis Cuevas. Si además de ser observador quieres hacer tus propios trazos, inscríbete a sus talleres de pintura para adultos y niños. 

La mítica figura del golem le dio nombre a este lugar, aunque no hay nada en sus bebidas o diseño que remitan a la misma, su aspecto tiene más bien una mística bohemia y vintage con detalles –una serie de ilustraciones por aquí, una maleta abierta por allá– que atraparán tu mirada.

Desde hace medio año, este lugar te ofrece un gran arranque para tu noche: alitas y cervezas. Al entrar no dudamos dos veces en pedir alitas búfalo y no nos defraudaron; la carne se desprende del hueso, tienen abundante salsa –pica pero no enchila–, y las sirven con aderezo de la casa y aros de cebolla. 

Su variado menú y su privilegiada ubicación, en el Jardín Unión, hacen de este sitio una opción para cenar antes de continuar tu paseo. Hay platillos para todos los gustos.

Después de la fiesta siempre cae bien unos tacos y en este lugar te esperan hasta las 4am. Los que preparan con tortilla de maíz en este lugar te salvarán en la noche, pero si tu estómago aguanta a deshoras porciones más generosas prueba sus especialidades con tortilla de harina como la yegua –una gringa, pero en una versión con frijoles–.

En verdad es típico; si se acaba la fiesta todos se mueven a este icónico lugar de Guanajuato. Por lo mismo, mientras más tarde llegues más larga será la fila, habrá menos espacios libres y verás a todo tipo de personas, desde expertos en la pista hasta intelectuales y artistas; es parte de su encanto.

Desde hace ocho años, este lugar se ha dedicado a encender las madrugadas con sus djs. Aunque está pensado para la comunidad LGBTTTI, todo mundo goza de su ambiente y coctelería, como los martinis de coco.