El recorrido comienza en el nivel más profundo, con un barco hundido como escenario que asemeja el fondo del mar. Mientras se asciende, se pueden apreciar los 48 exhibidores en los que se reparten los 1.6 millones de litros de agua, traída desde Veracruz.
Entre los edificios y tráfico de la Ciudad de México se abren pequeños espacios para que niños y adultos conozcamos más sobre las especies marinas y su importancia. Museos y acuarios son los encargados de esta tarea y en ellos se concientiza sobre el cuidado de los océanos.