Ahora es el turno de Frozen: una aventura congelada, que recupera con toda fuerza el concepto "princesas Disney" después de una época difusa con heroínas que no acababan de funcionar como Tiana, Rapunzel o la iconoclasta pelirroja de Brave, quizás la más renovadora entre las de su casta.
Contiene todos los elementos imprescindibles para el éxito: buenos personajes, un marcado aliento contemporáneo, trama efectiva, toques de humor, escasas pero buenas canciones, y sobre todo una maravillosa inventiva visual que logra momentos de arrebatada belleza.