Diciembre es mes de visitas: para encontrarse con la familia y los amigos, y una de las paradas obligadas es la estación de Santa Claus para tomarse una foto con él, dejarle muy claro que nos portamos bien en el año y, lo más importante, contarle nuestra lista de deseos. Nosotros nos adelantamos a la visita con Papá Noel para que nos platicara sobre las peticiones que hacen los niños de la Ciudad de México.
¿Qué es lo que más te piden los niños de la CDMX?
Han cambiado los tiempos. Los niños pasaron de pedirme juguetes comunes a pedirme tecnología. Hoy quieren video juegos, tablets y celulares. Sí hay una gran cantidad de niños que todavía quieren juguetes, porque les siguen llamando la atención, como Barbies, cosas de Hello Kitty o de películas como Star Wars o Trolls; sin embargo, los aparatos tecnológicos han adquirido mayor popularidad.
¿Cómo preparas los regalos?
Tengo la fábrica de juguetes más grande del mundo en el Polo Norte, junto con los duendes, pero también requerimos ayuda de los padres, porque cada vez son más niños en el mundo. Ellos nos dicen qué es lo que quieren sus hijos y así es más fácil. Normalmente los duendes son los que construyen los juguetes.
¿Cuántos duendes tienes?
En el último censo de duendes contamos aproximadamente cuatro millones, prácticamente una ciudad de duendes. Más la señora Claus, por supuesto.
¿Qué actitudes tomas en cuenta para calificar la buena o mala conducta de un niño?
Que hagan caso a sus padres, estudien y saquen buenas calificaciones, que sean generosos con los demás. Pero a mí me gusta que los niños sean felices, cada uno es diferente y de pronto los papás los ventanean muy feo conmigo y me dicen de su mal comportamiento. Yo les digo que todavía están a tiempo de portarse bien. Los niños se sacan de onda cuando sus padres los acusan conmigo, pero por algo se porta así el pequeño, no actúan nada más porque sí, quizá no tiene la atención suficiente. En ocasiones, al niño no le importan lo juguetes, ni nada, sólo busca que papá o mamá juegue con él, lo disfruta.
¿Entre esas actitudes entran sus comportamientos como ciudadanos?
Es complejo pensar en un niño como un ciudadano todavía, pero sí deben aprender desde pequeños que no se tira la basura en la calle, que los desechos de sus mascotas, si es que tienen, los deben de recoger. Cuando me piden perritos les digo que también depende de sus padres y si acceden les hago saber que un perro no es un juguete, sino una responsabilidad y deben cuidar de él.
¿Cuál ha sido el regalo más difícil que te han pedido?
El regalo más difícil es cuando alguien me dice que quiere volver a estar con aqué ser que se fue; es común que me pidan “quiero volver a ver a mi papá” o “quiero volver a ver a mi abuelito que se murió” o “quiero a mi mamá que ya no está”. Lo que yo les digo es que mientras no se olviden de ella o de él, siempre va a estar, cuando ellos olviden a esa persona es cuando verdaderamente muere, son momentos difíciles siempre con los niños porque creen que es posible y lo es, pero de forma simbólica.
Es triste y al mismo tiempo me gusta regresarles un poco de felicidad. Por ejemplo, una vez vino un niño y estaba muy contento conmigo y reía, pero me fue inevitable observar a su mamá de lejos, triste. Al final de mi plática con el pequeño, su madre se acercó y me dijo “es la primera vez que sonríe en una semana porque su papá acaba de fallecer”. Fue un shock, lo recuerdo y lo siento. El niño se puso feliz conmigo, para eso estoy, para hacerle pasar un momento inolvidable a pesar de los anteriores siete días tan difíciles.
¿Qué es lo que más te gusta de la navidad?
Que la gente se toma un momento para reencontrarse con aquellas personas a las que de pronto no ve. Esa noche o temporada es en la que estamos dispuestos a convivir con lo más importante que tenemos, nuestra familia, no es nada más mercadotecnia y ventas. La Navidad nos acerca.
Si pudieras darnos un regalo masivo a todos los habitantes de la Ciudad de México ¿qué sería?
¡Uy! A los niños siempre habría que darles juguetes, ¡nunca ropa en Navidad! Los juguetes los hacen felices, están en la etapa lúdica de la vida. Y a los adultos de México les daría una dosis de felicidad y esperanza, la gente cada vez es más neurótica en nuestra ciudad, les hace falta tomarse las cosas con más tranquilidad.
¿Cómo le haces para repartir tantos regalos en una noche?
Me es imposible a mí repartir todo en una noche, necesito la ayuda de los duendes y de los polvos mágicos de la Navidad, porque no todos los lugares tienen chimenea, y los polvos normalmente me permiten entrar a cualquier lugar.
¿Has tenido algún percance al entregar los regalos?
Sí, a veces el frío dificulta la entrega de juguetes. También los perros cuando están cuidando las casas, de pronto me ven y me ladran, después ya me mueven la cola.
¿Cuál es el mejor lugar para estacionar tu trineo?
Mi trineo es muy grande, porque además tiene nueve renos: Rodolfo, quien está hasta adelante, y luego están Dasher, Dancer, Prancer, Vixen, Comet, Cupid, Donner y Blitzen. Casi siempre me funciona el techo de las plazas comerciales porque son muy grandes, además ahí nadie los ve ni los molesta.
¿Tienes una última recomendación para los niños o papás de la CDMX?
Sí, me gustaría que los papás le enseñaran a sus hijos que no están solos. Que el mundo no es el pequeño círculo en el que se mueven o el pequeño sector de su familia, es momento de que empecemos a pensar en el otro. Hay muchas personas que necesitan ayuda de una u otra forma y en la medida en que entendamos que no estamos solos en el universo es cuando más seres humanos somos.
Los niños deben comprender que quizá ellos estén bien con su juguete, pero el niño de la calle no. Pueden empezar por donar juguetes, deshacerse de los que ya no usan y repartirlos. Hay niños que llegan con cartas de 20 o 30 juguetes y les digo “no, no te voy a llevar tantos, hay muchos niños en el mundo”, y papá hasta se sorprende, pero hay que hacerles ver desde ahora que deben generosos con los demás, más en esta época del mundo y de la vida.
¿Qué regalo espera Santa en esta Navidad?
Por mi edad, yo quisiera tener salud y amor, es todo para mí. Sin ésas dos no hay nada más. ¡Ah! Y le prometo a los niños que intentaré bajar un poquito la panza este 2017.
Que ya no te dejen dulces ni comida.
No. Se lo comento a los niños cuando me dicen “te dejo galletas”, les contesto “este año no, déjame una quesadilla con tortilla de maíz o un vasito con agua”, porque los niños de ahora tienen mucha más conciencia. Cómo le digo yo a un niño “come bien, come verduras”, cuando él me dice “empieza por ti mismo”. Santa también debe ir mejorando esa imagen poco a poco.