Martha Elena Trejo, subdirectora de la Escuela de Ballet del Valle, comenzó sus estudios de danza cuando tenía cinco años de edad; aunque desde antes tuvo un acercamiento al ballet gracias a que su madre, Martha O’reilly, es bailarina y la fundadora de la Escuela. Pasaron los años y, aademás de graduarse en la licenciatura de danza clásica, Martha Elena estudió danza contemporánea en Londres con becas del FONCA y del INBA.
“Recuerdo ver una clase y observar el extraordinario esfuerzo físico de una bailarina, cuyo trabajo me impresionaba, pues sin moverse del lugar de la barra donde practicaba sus ejercicios, caían las gotas de sudor hasta el piso. Es una imagen imborrable de esfuerzo y tenacidad. Fue una invitación no explícita a sumarme a esta disciplina, a un mundo de arte y de trabajo, invitación que me señaló un camino de vida del cual sigo admirada por el potencial que tiene la danza”, comparte la artista.
Tras años de experiencia como bailarina y maestra, Martha Elena tiene muy claro la importancia de fomentar la danza en los niños. “Responde a necesidades vitales como el movimiento, a través del cual se adquiere fuerza, elasticidad, coordinación y resistencia; la socialización, que promueve el trabajo en grupo y la responsabilidad de equipo, y el desarrollo de habilidades intelectuales como la memoria, entre otras”.
Considera que la edad para iniciar una actividad dancística es a partir de los cuatro años y medio. “Disciplinas como el ballet requieren de un desarrollo físico e intelectual que no se tiene antes de esa edad”.
Además recomienda iniciar con dos horas de clase a la semana e ir aumentándolas paulatinamente hasta llegar a un entrenamiento mínimo de siete y media horas, distribuidas en cinco días a la semana, para quienes se desean entrenar formalmente.
Para Martha Elena es indispensable que se promuevan espacios adecuados de movimiento creativo, donde participen niños y jóvenes, así como apoyar proyectos dancísticos. “Las condiciones de la expresión artística no son siempre favorables, hay pocos espacios teatrales óptimos para la danza”. Sin embargo, considera que la UNAM, a través de su Taller Coreográfico, aún es un espacio agradable, ofrece un programa interesante y con horarios accesibles, además de la oferta en el Centro Nacional de las Artes.