La oferta de teatro para niños crece y trae consigo varias sorpresas para chicos de cero a dos años. En el Teatro El Galeón se presenta Asoma, una de las actividades para bebés en la CDMX. Adrián Hernández y José Agüero, integrantes de la compañía Teatro al Vacío, la responsable de Asoma, nos cuentan cómo conciben este proyecto y qué es lo que el público experimentará durante los 30 minutos que dura la obra.
¿En qué consiste Asoma y por qué la consideran una "propuesta artística especializada"?
Adrián Hernández: Asoma es una obra de teatro creada por Flor Sandoval, Carolina Garibay, José Agüero y por mí. La propuesta tiene que ver con una creación colectiva donde los actores son los mismos creadores, lo que me parece importante porque genera un compromiso mayor al comunicar y crear experiencias. Es el resultado de muchas horas de investigación sobre las necesidades específicas de un público de cero a dos años.
José Agüero: Como es una obra de teatro para niños muy pequeños, no hay una historia como tal a seguir, sino que existe un hilo conductor que va guiando todas las acciones que suceden en la obra. Trabajamos a partir del vínculo que los bebés y los adultos que los acompañan establecen con nosotros y entre ellos; y ese vínculo es muy importante para que puedan adquirir seguridad. Hacemos énfasis sobre el apego sano, en el que un niño puede sentirse a salvo con su familia pero también es libre se salir a conocer el mundo. El escenario es una especie de nido donde nosotros (los cuatro actores) jugamos con objetos bajo las ideas de ir y regresar, de la individualidad y la colectividad. Proponemos una dinámica en la que los espectadores están bastante cerca de nostros (rodean el espacio que funciona como escenario) y en un momento de la obra los niños se involucran en ese juego, se acercan al espacio y tienen la posibilidad de entrar a jugar.
¿De qué recursos se valen para llamar la atención de niños tan pequeños?
AH: Como actores estamos muy abiertos a las reacciones del público. Eso va construyendo la atmósfera de la obra. Nuestra propuesta consiste en generar una energía en la que los bebés y sus acompañantes se encuentren a sí mismos a través de una experiencia favorable. La obra está llena de sutilezas, nos interesa mucho no saturar a los niños de elementos, sino dejar que se enfoquen en lo que se ocurre. Vamos de lo menor a lo mayor en elementos teatrales. El material toma su curso de la mano de las acciones, cada momento tiene su propio desarrollo y es progresivo. Al final, abrimos el espacio escénico para que los niños entren a completar su experiencia desde lo táctil y el juego.
JA: Los niños no están sólo sentados mirando al centro, sino experimentando la música con los ojos cerrados, observando a las personas a su alrededor y los movimientos que ocurren junto a ellos. Cada función es diferente porque es el público quien finalmente decide cómo quiere experimentarla.