“¡Sonrían! Que se vea que están felices”, “¡Échenle!”, “Esa carita y la postura, recuerden que ‘me creo la más bonita’”, son algunas de las frases que decía Cristina Ramírez, bailarina y maestra de danza folklórica, a sus pequeñas alumnas para motivarlas durante los ensayos.
“La edad no es una complicación para el trabajo de la danza folclórica porque sólo se trata del movimiento en sí. Se puede iniciar desde los tres años y se trabaja lo básico con los pies, como los ejercicios de plantas”, comentó la también egresada de la Universidad Pedagógica Nacional.
Para Cristina, el beneficio principal de practicar danza desde niños es que les permite conocer su cuerpo, ya que descubren que cada parte de ellos tiene movimiento. “También se desarrolla la psicomotricidad, que integra las funciones motrices con la mente. Los niños aprenden a ubicar lo que es la lateralidad, porque muchas veces llegan confundidos o sin saber lo que es derecha o izquierda, y la ubicación espacial, con lo que identifican qué es arriba y abajo”.
Los niños disfrutan más este ejercicio cuando se implementan juegos tradicionales, como El patio de mi casa, en el que empiezan a trabajar algunas técnicas de la danza sin que lo vean como un ejercicio y se divierten. Aunque, contó Cristina, la clave para fomentar el gusto por la danza es que el maestro sienta pasión por trabajar esta actividad con los niños. “Ellos ven el gusto que sientes al bailar y lo adquieren. Ya que les gusta, poco a poco se convierte en una disciplina y no quieren faltar a las clases”.
Si bien es recomendable que empiecen a “zapatearle” desde pequeños, hay algunos detalles que debes considerar antes de inscribir a tus hijos a una clase de danza folclórica. “Hay que observar el espacio en el que se trabaja porque debe tener algunos requerimientos. Es muy importante que el piso sea de duela o, en caso de no existir, se coloque triplay o algún material que amortigüe el zapateo, de lo contrario podría haber lesiones”, aconsejó Cristina, quien tomó un diplomado en la Escuela del Ballet Folklórico de Amalia Hernández.
Poco más de una década, Cristina se dedicó a fomentar en niños y niñas el amor por las coreografías y vestuarios que distinguen a cada uno de los estados de nuestro país, con el ballet folklórico infantil Nuevo sol, fuego nuevo. Actualmente coordina el centro de esparcimiento y ejercitación Zumbara. Studio Dance and Fitness.