Rita Payés es una trombonista y cantante catalana de 23 años, que cruzará el Atlántico por vez primera para dar un show en la Ciudad de México. Ella no viene sola; su madre, Elisabeth Roma, domina la guitarra, mientras que Juan Berbín, el reconocido baterista, Horacio Fumero y el guitarrista Pol Batlle, vienen con ella.
El próximo 8 de septiembre, El Cantoral, será testigo de las versiones en vivo de su último disco, Como la piel (2021). A propósito de esto, platicamos con ella sobre su primera visita a la Ciudad de México
Cuéntame un poco sobre tu disco, Como la piel…
La experiencia y la elaboración del disco fue dada del primer disco que hice con mi mamá en 2005, Imagina, que grabamos de manera íntima. Cuando empezamos a tocar en directo añadimos mucho repertorio y en medio de esto llegó la pandemia. Es verdad que gran parte de las canciones que elegimos las hice durante la pandemia.
Esta es tu primera vez en México, ¿cómo te sientes? ¿Cuáles son tus expectativas?
Nunca he ido a México. Me hace doble ilusión porque tengo ganas de ir y encima tocando es un regalo. No tengo muchas expectativas, prefiero que me sorprenda. Por las cosas que he escuchado e intuyo, se me hace que será un encuentro muy lindo.
¿Cómo es la dinámica con tu banda?
Ahora mismo tenemos nueve meses sin tocar porque la gira terminó en diciembre pasado, entonces para mí es muy especial porque será como un reencuentro. La manera que tenemos de trabajar es: yo elijo las canciones que tengo ganas de tocar, mi mamá hace todos los arreglos de guitarra y con Horacio, Juan y Pol surge de una manera natural y espontánea, en esos casos hay más improvisación y juego. Juntos encontramos un punto en el que estamos cómodos e intentamos sacar lo mejor de las canciones.
¿Cómo es trabajar con tu mamá?
Tenemos una buena relación. Es verdad que es mi madre pero nos llevamos muy bien y musicalmente nos entendemos bastante bien. Es agradable. Yo la admiro mucho y puedo contar con ella más allá de que sea mi madre. Es un gusto.
¿Qué podemos esperar de tu show?
De alguna manera diría que tocaremos gran parte de las canciones que ya han escuchado, pero al final siempre suenan distintas. Es un poco la gracia, que es una música muy espontánea y hay mucho juego e improvisación. Al final todos los conciertos son nuevos y la energía que se crea es única.