Sarah Brightman es de las estrellas más versátiles que hemos visto en un escenario. La cantante no solo nos enamoró con su voz de soprano, también nos demostró que puede actuar —impulsada por su exesposo, Andrew Lloyd Webber, debutó en 1981 en el musical Cats—, bailar y dirigir una orquesta.
Este ícono inglés sacó a la ópera de los teatros y la llevó a las arenas para que más gente pudiera tener acceso a ella, impulsando el crossoever clásico, que se caracteriza por dar vida a arreglos y composiciones excepcionales a partir de ritmos y estilos que no suelen estar juntos, como música clásica con pop y ópera con rock, además de expresarse en idiomas que van desde el inglés, pasando por el hindi, hasta el occitano.
A propósito de su concierto el próximo 26 de enero, para promocionar su disco HYMN, buscamos las razones por las que no puedes perderte su espectáculo.
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