La idea de provocar una serie de reacciones a través de sonidos ordenados es fabulosa. La música es la creación humana más cercana a la magia: no requiere de idiomas ni léxicos porque es, en sí misma, un lenguaje que todos podemos hablar, entender y hasta conversar. Por ello es inútil minimizar la propuesta de una banda con etiquetas absurdas.
Así que si pensaban que resumiríamos en un par de líneas la música que hace Jean Loup, se equivocan. Es una tarea imposible y necia. Descripciones como "math rock", no le harán justicia a lo que estos cuatro sujetos transmiten a través de sus instrumentos. Lo que sí podemos hacer es hablarles sobre ellos, sus canciones y, con suerte, convencerlos de que son una de las propuestas más excitantes de nuestro país.
Entremos en materia. Jean Loup está formada por Fernanda (batería), Alex (bajo), Emanuel (guitarra y voz) y Néstor (guitarra). Llevan juntos apenas un par de años, pero este periodo les ha servido para tocar en un montón de escenarios como el Cervantino, conocer músicos consagrados como Austin TV y, sobre todo, crear un sonido propio.
La música de Jean Loup es como una explosión de energía que, lentamente, se apodera de los sentidos. Primero -evidentemente- capturan el oído, pero la magia no para ahí. Sus melodías nos envuelven en atmósferas en las que no necesitamos voces que nos guíen, sino que las secuencias fungen como gurús que nos dirigen hacia nuevos lugares. En ese punto no hay necesidad de oponer resistencia, sólo queda relajarse y dejarse llevar por los ritmos.
"Ana fantasma", por ejemplo, es la prueba de que una canción puede tener voz sin utilizar las cuerdas vocales. Basta con que las guitarras se conjuguen y que las líneas del bajo nos estremezcan para comprender el sentido de la canción. Después de todo, una buena melodía dice más que mil palabras.
En fin, Jean Loup es una banda que conoce perfectamente sus debilidades y sus fortalezas. Aunque son jóvenes y relativamente nuevos, es indiscutible que tienen un gran talento en conjunto y que están construyendo un camino que sólo va en ascenso.