New Orleans Jazz Club

El primer sentimiento al entrar a este lugar es confusión: arquitectónicamente parece una cabaña suiza; si no fuera por el letrero de neón que se encuentra afuera del lugar hubiera pensado que me equivoqué. Sin embargo, cuando puse atención en los adornos, caí en la cuenta de que —entre máquinas antiguas de coser y relojes— había trompetas de colección, parafernalia de Nueva Orleans y collares de Mardi Gras.

Les encanta preparar los platos en la mesa, ya sea algún fondue, las crepas suzette (la especialidad de la casa), el café irlandés o la ensalada césar. El chef del lugar, Alex Cardini, asegura ser nieto del inventor de esta famosa ensalada en Tijuana. No sabemos si es cierto, pero le queda deliciosa: el aderezo tiene la consistencia perfecta y un buen balance de sabor que no cansa. El fondue de queso, en cambio, aburre después de un tiempo. En la carta dice que es para dos personas, pero la porción funciona para cuatro. Tienen una carta especial para compartir, en la que hay carnes frías, tablas de queso, camarones, y tacos. ¿Comida cajún? Ni lo pienses, no hay.

Todas las noches hay banda de jazz en vivo, que van desde dúo hasta quinteto, y los sábados además tienen una banda de rock and roll. No esperes a artistas conocidos pero si escucharás calidad. Se enfocan sobre todo en el jazz tradicional y la habilidad técnica de los músicos, que rondan en su mayoría los 50 años de edad, es impactante. No hay improvisación pero puedes pedir canciones.

El ambiente es poco común, puedes sentirte incluso fuera de la ciudad. Una mesa con universitarios, otra con padres de familia y sus dos hijos, una pareja cuarentona al fondo y en el centro una bola de amigos sexagenarios. El lugar no se llena ni está vacío, siempre encontrarás mesa pero nunca serás el único ahí. Para los fumadores hay una ventaja: una amplia terraza donde tocan blues por las tardes, adornada con caricaturas de famosos como Louis Armstrong o Chet Baker.  No creo que te vuelvas cliente frecuente, pero es una experiencia citadina que vale la pena descubrir.