La llegada de Photoshop, el aumento de las marcas indie y la afluencia de cantidades masivas de dinero dieron como resultado que los discos en 1990 comenzaran a ser más creativos tanto en su arte como en sus empaques. Desafortunadamente, como el CD era el formato dominante, la mayoría de estas grandiosas portadas medían tan sólo 12 cm, a diferencia de los grandes viniles de los setenta o los singles de 30cm de los ochenta.
De cualquier manera, el diseño gráfico en los noventa se convirtió en el nuevo rock & roll con colectivos de arte como Stylrouge, the Designers Republic y Pen & Pixel, considerados tan populares como los conciertos.
Las mejores portadas de los noventa rinden homenaje tanto al rock clásico como al jazz, empujan el hip hop hacia el arte y ofrecen una mirada al futuro.
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