Yo conocí a Havi en un evento pequeño dirigido a la comunidad trans. Recuerdo que ella se subió a una tarima e hizo sonar “Tu sicaria” de Ms Nina y toda la gente se puso a perrear como si no existiera nada más que el agudo sintetizador que acompaña la canción. Por eso me interesé en platicar con ella y conocer cómo se vive del otro lado de la pista. Esto me contó.
¿Recuerdas tu primera vez tocando en CDMX?
Mi primera fiesta grande fue en la Ex Fábrica de Harina entre 2017 y 2018, cuando el lugar era súper under y los cuartos tenían, literalmente, un metro de harina sobre el cual caminabas. Para nada era lo que hoy es; uno de los venues más caros de la ciudad.
Hace poco la Ex Fábrica de Harina volvió a tomar relevancia en mi vida porque, luego de seis años, toqué otra vez ahí, en el lanzamiento del video de “XT4S1S” de Danna Paola. Para mí fue muy bonito trabajar con una artista tan mainstream y tan grande como ella, en ese lugar. Es un paralelismo muy particular en mi carrera.
¿Qué me dices de tu noche más emblemática?
Fue el reclusorio femenil de Santa Martha. Todo se dió de forma orgánica y muy extraña. Yo estaba tocando en la fiesta del fotógrafo Emilio Valdez, cuando la persona del audio me acercó una nota que decía: “Oye, ¿te gustaría tocar en la cárcel?”. Y yo como: “Sí, obvio”. Así que le pasé mi número y hablamos.
Para mí fue muy significativo porque las mujeres llevaban años escuchando a un viejito que ponía huarachas en un reproductor de cassettes. Entonces, cuando llegué yo les puse perreo, banda y cumbia. Estaban súper felices. Lo recuerdo con mucho cariño por lo que me dieron y por lo que pude ofrecerles. Se sabe que el sistema carcelario es una estrategia para desechar cuerpos racializados, pobres y diversos. Así que para mí fue un honor estar ahí y recibir su energía.
¿El perreo es político? ¿Libera a los cuerpos?
Esto se ha planteado casi desde los inicios del género en Puerto Rico y Panamá. De hecho, en un principio se prohibieron reproducir los cassettes de DJ Playero y de varios artistas que en sus letras hablaban en contra de la policía, del Estado y de las estructuras que afectan principalmente a personas racializadas y de los barrios. Luego, con la popularidad del género comenzó un proceso de industrialización. El reggaetón con Bad Bunny, J Balvin y estas figuras que surgieron a partir del 2015, 2016, 2017 y que llevaron al género a un lugar completamente mainstream. Tenemos que ser cuidadosxs con no darle un sentido unidimensional, porque al final hay personas que por más que tengan contacto con el género, la relación con su clase y con las expectativas de los espacios en los cuales se desarrollan, no genera esa ruptura.
Me pasó en el after de la gira de Bad Bunny, al que me invitaron de Spotify. La verdad estaba un poco nerviosa porque soy una persona tatuada, una mujer visiblemente trans y eso claramente tiene consecuencias en cómo se me percibe. Porque además, iba a llegar en moto, con mi novio, que es una persona morena de Ecatepec. Total, llegamos al lugar y me puse a perrear, a mover el culo, me puse en cuatro, canté y grité porque así aprendí a disfrutar de ese género en el barrio, un espacio en el que el reggaetón sí significa la liberación del cuerpo. Entonces, volteé a mi alrededor y todas las demás personas estaban cuidando su imagen, perreando pero más o menitos, aunque era un evento de Bad Bunny —un artista que lucha contra la blanquitud y la hegemonía racial—.
Se dice que el reggaetón, al menos en el mainstream, refuerza la heteronorma. ¿Cómo darle la vuelta a esto?
Afortunadamente, en este punto de mi carrera estoy viendo a artistas como Villano Antillano y Young Miko, llegando al mainstream desde una posición LGBT. Justo ahí sucede realmente la revolución en términos de la apertura de los géneros. Son puertas que tienen que abrir las personas que ya están en lugares de privilegio. Creo que, al final, tenemos que ser conscientes que no podemos luchar estas batallas por nosotrxs mismxs. Necesitamos que las personas entiendan que la diversidad somos todxs. La heterosexualidad no existe, la bisexualidad no existe, la homosexualidad no existe, existen terminos políticos para ayudarnos a buscar derechos y a explicar ciertas experiencias que tenemos en conjunto pero somos seres más complejos que cualquier etiqueta. Yo soy mucho más que una mujer trans, más que mis gustos y que mi orientación sexual. Esto es algo que siempre intento plantear, que la diversidad no es la excepción, sino la fuente de la que brota toda la vida.
Recomiéndanos tres fiestas para perrear
Pronto voy a lanzar una llamada La Bóveda. Es un espacio que se ha desarrollado de forma muy abierta, con enfoque en el talento femenino y diverso. También, me gustan muchísimo las raves. Soy una veterana de las raves. El espacio donde mejor me he sentido ha sido Por Detroit, una fiesta organizada por Kodemul y otrxs DJs de la Ciudad de México. Otra que les puedo recomendar es Ext, en la que traen a artistas de música electrónica de todo tipo, con muy buena producción y sonido.
¿Cuál es tu lugar favorito para curar la cruda?
Cevicheve, está en la Narvarte. También me gustan mucho los lugares de comida tailandesa y vietnamieta; de esta última hay un restaurante llamado Pho King. Además, soy mucho de comer en los tianguis y en los mercados.
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