The Libertines
Foto: Time Out London
Foto: Time Out London

Entrevista con The Libertines

Platicamos con Carl Barât y Pete Doherty sobre su regreso a los escenarios

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Solíamos pasar el tiempo por aquí”, dice Pete Doherty mientras señala fuera de la ventana. “Allá están las torres de Albion, justo del lado opuesto de Scala. Ese fue mi pequeño campanario”, agrega Carl Barât, “hay una habitación pequeña en la cima”. Estamos en el St Pancras Renaissance Hotel, el lugar perfecto para nuestro encuentro con The Libertines. La arquitectura del lugar es una bella fantasía gótica. La suite Sir John Betjeman lleva el sello de sus actuales ocupantes: la mesa está cubierta de vasos vacíos y restos de cigarrillos.

Barât toma un libro y lee en voz alta “A Child ill: Oh, little body, do not die…”, mientras tanto, el resto esperamos nuestros tragos. El atardecer cae fuera del hotel y la escena es increíblemente decadente. Sería imposible acusar a The Libertines por no permanecer en sus personajes.

Ha pasado mucho desde que Doherty, Barât, Gary Powell (batería) y John Hassall (bajo) clavaron su primera jeringa en las venas del rock británico. Entre tantos raperos millonarios y gente de negocios, The Libertines llevaban su ingenio e inteligencia bajo la manga. La prensa los amaba. En 2002, la NME los sacó en su portada antes, incluso, de que lanzaran un álbum. Su visión sobre Gran Bretaña era un compuesto entre Pete and Dud (un par de comediantes) con su distintiva arrogancia inglesa. El foco de atención fue, desde el inicio, la relación codependiente y maldita entre Doherty y Barât. Esta pareja de poetas románticos tenía más de John Keats, que de los Kinks.

Al igual que los románticos, llevaban la sombra de destrucción sobre sus hombros. Eran subsecuentes en la peor de las formas. Un par de años después del lanzamiento de Up the Bracket, su álbum debut, este par ya había caído en un escándalo de drogas, asaltos y prisión. Doherty era, prácticamente, residente de los tabloides. Al pasar de los años, la idea de una reunión parecía imposible.

Ahora están de regreso con su tercer álbum bajo el brazo: Anthems for Doomed Youth. Este disco fue grabado en los estudios Karma Sound, en Tailandia, muy cerca del sitio en el que Doherty y Barât habrían completado su rehabilitación. Este material es símbolo de su redención. Luego de su triunfante set en Glastonbury, serán los headliners del Reading Festival, el Leeds Festival y el Festival Corona Capital. México es el único país de América que podrá ver su ansiado espectáculo. Además, su regreso es una bocanada de aire fresco para la escena musical. A lo mejor, ahora más que nunca, necesitamos su devoción al espíritu del rock. 

¿Londres los inspira?
Carl: Es una fuente inagotable de inspiración. Es nuestro hogar, ¿o no?
Pete: Mi novia jamás ha vivido en Londres, así que siempre que salimos le cuento historias sobre cosas que viví aquí. Debe ser un poco aburrido para ella escuchar todas esas anécdotas.

¿En algún momento la dinámica de la banda volvió a funcionar antes de que planearan su regreso?
Carl: Nunca hubo momentos incómodos mientras estuvimos en Tailandia. Estábamos muy ansiosos por grabar el disco. Creo que todo funcionó de nuevo cuando presionamos el botón de grabar y empezamos a tocar “Gunga Din”.
Pete: Sí, es cierto. Todo ocurrió de nuevo mientras tocábamos juntos en una habitación.

¿Han notado cambios entre ustedes?
Pete: La verdad es que nunca le presté atención a ese tipo de detalles, aunque cuando nos hacen esa pregunta, analizamos nuestra dinámica para callar a los detractores. Ahora me da miedo compartir el micrófono con él (Barât) porque la gente cree que es pura farsa. Aunque a veces sí me acerco, pero eso es sólo después de tomar un par de tragos y fumado algunos cigarros. Ya sabes, es como cuando tu amante tiene ese sabor a vino y humo. No es que Carl sea mi amante, preferiría besar a una rana.
Carl: Por eso se mudó a Francia.

Hablando de ustedes como amantes, ¿han leído los cuentos eróticos que escriben sus fans?
Pete: ¡No hables de eso! A Carl le molesta mucho.
Carl: Ni siquiera sé dónde buscar eso.
Pete: Está mintiendo. Alguien nos dijo dónde encontrarlos. Es muy extraño, ¿sabes? La gente se empeña mucho en esas cosas. En algunos soy un poeta y de la nada, ¡PUM!, aparece mi pene dentro de la oreja de Carl. Creo que eso lo escribió alguien cercano a nosotros porque, fuera del aspecto sexual que obviamente es falso, hay muchas cosas que son muy parecidas a mi vida. 

Foto:Roger Sargent

Parece que se llevan mejor entre ustedes ahora. ¿Son viejos y sabios?
Carl: Creo que ahora entendemos las cosas mejor que antes. Vivimos la vida muy rápido y vaya que nos divertimos. Ahora comprendemos el significado de las cosas y el poco tiempo que nos queda.
Pete: Tal vez es exactamente lo contrario. A lo mejor antes comprendíamos el mundo, pero las cosas han cambiado en nuestros mundos. Carl es padre de dos pequeños que ama. Le dicen papá, porque eso es lo que es. Es una persona distinta. Hay algo en sus ojos que antes no existía. Algo que se parece a la felicidad.

¿Cómo lidian con su permanencia absoluta en los tabloides?
Pete: Para ser honesto, siempre he sido un fiel lector de TLS. Nunca me molestó. A veces no lo puedes evitar. 
Carl: Yo prefiero los crucigramas.
Pete: A veces, simplemente alguien te toma una foto en un ángulo muy específico y parece que estás haciendo algo que no. Los tabloides se pueden ir al infierno. Cuando tenga dinero los compraré todos y los haré desaparecer. Todos los que han comentado “Pete Doherty subió de peso” sufrirán.

¿Sienten alguna presión hacia sus fans luego de 10 años?
Carl: Muchos de ellos nos acaban de conocer. Últimamente vemos a muchos chicos de 15 años en primera fila. Sólo hacemos lo que tenemos que hacer. Si lo que hacemos es honesto, pero no es suficiente, entonces ese es otro tema. 
Pete: La presión únicamente existe cuando te enfrentas a dos fuerzas opuestas. Si todos los componentes caminan hacia la misma dirección todo fluye. No tenemos nada que demostrarle a nadie.

¿Sienten que todo lo que hacen es más permanente ahora?
Carl: Vivimos en el momento. Nunca hemos vivido en permanencia de nada.

¿Qué consejos le darían a las nuevas bandas?
Pete: Creo que la pregunta sería “¿existe algún consejo?”.

¿Existe algún consejo que le darían a las nuevas bandas?
Pete: No.
Carl: Nada además de mantén la fe. Es la cosa más difícil del mundo, pero también la más fácil. 
Pete: No escuches a los detractores que dicen que tus ideas son basura. Sólo haz lo que te gusta. Toca en los pubs más feos de tu barrio. Podrías conocer a algún compositor. O tal vez podrías conseguir que alguien te dé sexo oral. No lo sé. 
Carl: O podrías recibir ambos, si lees los cuentos eróticos que escriben nuestros fans.

Foto:Roger Sargent

¿Aún sienten nervios antes de los shows?
Pete: Esa no es la palabra para describir lo que sentimos. No son “nervios”. Son heebie-jeebies.
Carl: Puro miedo. Terror. 

¿No cambió al pasar de los años?
Pete: El día en el que todo esté bien, nos vamos a romper la cabeza.
Carl: Esta es una metáfora de The Elves and the Shoemaker. Al final, le regresan su ropa y todos se van felices. 
Pete: Eso es lo que buscamos. El día en el que los demonios se esfumen. 
Carl: Cuando se vayan no tendremos que seguir tocando canciones. 

Estos son The Libertines en 2015. Lo mismo, pero diferente, con la misma vitalidad de siempre. ¿Cuánto tiempo podrán mantenerse juntos?

Arena Ciudad de México. Granjas 800, Santa Bárbara. Metro Ferrería. Mié 5 de octubre.

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