“El príncipe entre tenores”, como también se le conoce al intérprete veracruzano Javier Camarena, conquistará de nueva cuenta al público capitalino en la gala por el 25 aniversario de la remodelación del Auditorio Nacional. Platicamos con él sobre su regreso al coloso de Reforma.
Eres parte de la celebración del 25 aniversario del Auditorio, ¿cómo te sientes?
Contento de participar en tan importante espectáculo. Me tiene muy contento estar dentro de las actividades del Auditorio y volver a ese escenario para presentar un programa de ópera que yo mismo diseñé.
La presentación se titula Pasión por la ópera, ¿cuál es tu más grande ímpetu sobre esto?
Estar parado sobre un escenario implica sentir un vaivén de emociones. Cuando ves al público sentado frente a ti esperando que interpretes diversas situaciones, la adrenalina se desborda. Todos esos sentimientos son las razones que me motivan en mi trabajo.
Tus presentaciones en escenarios extranjeros como en Nueva York fueron un éxito, ¿qué significa para ti poner el nombre de México en alto a través de la ópera?
Me llena mucho porque en cada presentación mi trabajo crece y siempre hay diversas expectativas. También implica un continuo aprendizaje y desarrollo vocal. Conforme pasa el tiempo las responsabilidades cambian y se tienen que llenar las perspectivas. Yo tengo que ir superándome. Es para mí un placer que se reconozca a México por medio de mis canciones e interpretaciones.
¿Cuál es el mayor reto al que te enfrentas como tenor?
Más que tenor, como profesionista he tenido que aprender a abrazar la soledad, por todas las veces que tengo que estar lejos de mi casa. Pero afortunadamente tengo una familia que me entiende y va haciendo su parte.
Cuando te presentas en escenarios nacionales ¿cómo es la respuesta de los mexicanos ante la ópera?
Siempre tratamos de hacer un concierto de muy buena forma para enganchar a la gente. En mi experiencia eso siempre ha funcionado. A veces nos presentamos ante públicos que no tienen una idea de lo que es una ópera porque es su primer acercamiento, pero aquí no se trata de conocer, porque es más la acción de sentir la música y disfrutarla. Sinceramente la gente se va fascinada después de ver un espectáculo de ópera.
Si no estuvieras dentro de la música y la ópera ¿qué te hubiera gustado ser?
Tal vez hubiera sido chef. Cocinar es otra de mis pasiones. La cocina que más disfruto es la de mi mamá y la gastronomía mexicana, pero no me cierro a determinados sazones, pues todo es un placer.
¿Con qué proyectos vas a cerrar el 2016?
Lleváremos el homenaje de Gabilondo Soler Cri-Crí al festival de las Almas, en Valle de Bravo el 28 de octubre. En noviembre estaré en Monterrey en el Aniversario del Museo Arte Contemporáneo y posteriormente viajo a España para continuar con la gira.