A propósito de su concierto en la Ciudad de México, platicamos con Devendra Banhart sobre cómo nació Ape in Pink Marble. Si no lo conoces te recomendamos cinco canciones para que le entres a su trabajo y las curiosidades que no sabías de él
Había leído que Devendra Banhart tiene el poder de colapsar la tecnología que tiene cerca, y me pasó: al concluir la entrevista mi celular se fue a negros y al reiniciarlo la grabación se había perdido.
“Personalmente estoy bien, pero muy mal colectivamente”, inició la conversación, refiriéndose a la actualidad política que atravesamos con la reciente elección de Donald Trump. En su tono fue evidente la inquietud y necesidad por parar este desfavorable panorama a través de la creación colectiva. Y bajo esta filosofía, uno de los proyectos que tiene en mente es un festival de música, de pequeño formato, en el que músicos mexicanos se presenten en Los Ángeles —su actual residencia— a la par que artistas de aquella ciudad visiten México. Una dinámica de intercambio e interacción entre ambas identidades, con la intención de pasar del malestar generalizado a la integración intercultural.
“No sé nada de nada, pero hacer comunidad es lo que permitirá frenar esta condición socio-política al tratarse de una administración que no nos representa en lo absoluto” comentó. Y con estas palabras me quedó claro que más que hablar del último disco, su preocupación era indagar sobre el álgido presente.
Foto: Cortesía Warner Music
Así, las preguntas que tenía preparadas sobre su práctica artística y material discográfico pasaron a segundo término para desenvolver la conversación en torno al arte como herramienta de acción-transformación. Al respecto me comentó que la comunidad artística también se siente disgregada, desapegada de una responsabilidad social, además de ser un campo amenazado para desenvolverse en condiciones y espacios óptimos.
Al arte lo pienso como una extensión del pensamiento humano y Devendra lo refirió como algo inherente a nuestro espíritu, más que la asociación de influencias o un momento específico de inspiración, es una disciplina que tiene que explotarse e incorporarse en el cohabitar cotidiano: “La creación habita en nuestro corazón, nadie nos la puede quitar, ahí existe y desde ahí tiene que partir” Con lo que quedó expresa su insistencia por dejar de percibir el arte como un ente ajeno y distante; hace falta más cohesión y menos egolatría en el terreno artístico.
Musicalmente, sus trabajos previos construyen personajes y escenarios oníricos que, en conjunto, crean planos alternos. Juego que en su momento le funcionó para entenderse a sí mismo dentro de una realidad dada, para con ello, recrearla desde distintas perspectivas. Ahora, su proceso de composición es distintito y recae esencialmente en la completa y atenta observación.
Foto: Cortesía Warner Music
Después, platicamos sobre su deseo de mudarse a la Ciudad de México, localidad en la que encuentra poesía y admiración por el fuerte vínculo con la cultura ancestral: “…Tenochtitlán, los aztecas, se siente como si los dioses estuvieran bajo los pies. Veo a los niñitos jugando en los parques y me da la sensación de que tuvieran mil años”. Y no pudo mencionarme un lugar específico predilecto porque todo el territorio mexicano le causa fascinación. Le pregunté por su concepción de poesía pero él entendió la palabra policía y lo dejamos así.
Para concluir, me contó que Ape in Pink Marble es un disco en el que se inventaron un escenario desenvuelto en un hotel de Japón, así, el tratamiento de las canciones seleccionadas dejó fuera a las escritas en español, con las que posteriormente presentará un disco completo que tendrá como escenario imaginario una pulquería de la Ciudad de México.
Aún no sé si tomar el incidente de la grabadora como una curiosa coincidencia, pero se ha convertido en una anécdota. Esta fue una conversación efímera que rescaté desde mi memoria, y en la que conocí el sentir de Devendra Banhart —más allá de su posición como músico— como habitante, al igual que nosotros, de un presente caótico, con el deseo de darle fuerza a la creación desde nuestra individualidad para desplegarla, en consecuencia, hacia el progreso común.