Deva Premal & Miten son un dúo musical que crea canciones que no se limitan a mover esqueletos. Ellos cantan mantras, una de las formas más completas de meditación. Su mensaje es el amor y lo transmiten a través de sonidos armoniosos y vibraciones.
Previo a su visita a la ciudad, hablamos con Miten, quien decidió dejar atrás el rock –y a The Kinks– para meditar junto a Osho.
Miten, grabaste un álbum con The Kinks y ahora haces algo completamente distinto en la música, ¿cómo pasó esto?
Fue una transición gradual. En realidad no tenía nada planeado y jamás esperé que mi vida cambiara tan drásticamente, mucho menos a raíz de una lectura. Me encontré en una situación desesperada en mi vida, estaba perdido.
Entregué toda mi energía al rock y cuando percibí un poco de éxito, descubrí que no era lo que buscaba. Hacía falta algo en mi vida, algo que lograra llenarme. Experimenté con drogas e incluso, por algún tiempo (cuando trabajé con The Kinks), alcohol, pero nada me llenaba. Este vacío se volvió insoportable hasta que un día, un amigo me regaló un libro de parábolas zen, escrito por Osho. Este libro cambió mi vida. Cuando descubrí la sabiduría de sus palabras, automáticamente dejé atrás mi vida y empecé a meditar. Finalmente descubrí una comunidad de personas que compartían mis inquietudes.
Esto ocurrió hace 35 años y esta aventura cada vez es más enriquecedora.
¿Cómo iniciaste este despertar espiritual?
En realidad no fue algo consciente. No estoy seguro de haber buscado un despertar espiritual, más bien fue algo que ocurrió en mi vida durante uno de los momentos más difíciles.
Antes de la meditación, mi única conexión con la espiritualidad era la música. Aún recuerdo la primera vez que escuché a The Beatles. Tenía 15 años y caminaba rumbo al trabajo con un pequeño radio de transistores en mis manos. Luego ocurrió la invasión francesa, Rolling Stones, The Kinks, The Animals, todos ellos hacían música increíble. De Estados Unidos comenzó a sonar la voz revolucionaria de Bob Dylan. Todos ellos me hicieron darme cuenta que la música era en sí, un camino espiritual.
Sin embargo, cuando la música carece de espíritu y no tiene silencio entre las notas, es puro ruido. En cambio, los mantras son totalmente distintos. Son fórmulas sonoras energéticas creadas a partir de vibraciones que, cuando se entonan, resultan más poderosas que la poesía.
¿Cuál fue el momento crucial de tu transformación?
Mi vida cambió totalmente cuando abandoné a mi familia. Fue una especie de terremoto que tardó años en sanar. Ahora todos somos buenos amigos e incluso mi hijo nombró a su hijo en mi honor. Así que la sanación está completa ahora. En su tiempo fue algo muy difícil. Me sentí herido, todo en lo que creí se derrumbó. Me estaba ahogando en un sentimiento de culpa y dolor psicológico. Afortunadamente el destino me ayudó y encontré a Osho. Luego viaje a su ashram en la India y ahí conocí a Deva.
Ambos tienen pasados muy distintos, sin embargo, cuando se conocieron empezaron a crear música realmente armónica, ¿creen que el destino fue el responsable o más bien era algo que los dos buscaban?
Estábamos en el ashram de Osho aprendiendo meditación y descubriendo cómo expresarnos de forma creativa. Deva, además, estudiaba técnicas corporales cuando nos conocimos. Creo que ambos nos estábamos preparando (sin saberlo) para vivir juntos un camino distinto.
Dicen que la música por sí misma es un lenguaje, así que, ¿qué intentan decir a través de su música?
Los mantras hablan por sí mismos, nosotros sólo somos mensajeros. Nuestra tarea es crear un espacio de exposición para los mantras. Como músico esta situación es muy interesante, porque a veces la música es secundaria y lo verdaderamente importante son los mantras. Si te contestara en una sola línea, diría que el amor es el único mensaje.
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