La banda originaria de Wisconsin está de regreso con un nuevo material. Los creadores de “Blister in the sun” vuelven con un sonido alegre y seductor.
El álbum abre con “Memory”, que desde los primeros segundos denota la alegría y los acordes de la guitarra acústica que abundan durante toda la placa. “I could be anything” bien podría formar parte del soundtrack de una película de vaqueros o podríamos imaginarnos bailando y cantando en una cantina al unísono.
Canciones como “Issues” y “Holly ghost” demuestran que de la simpleza puede generarse una gran canción, basta con el acompañamiento de otras voces en coros y una lira acústica para lograr adeptos hacia estos tracks.
Aunque la mayoría de las canciones entregan un buen ritmo y logran sacarnos una sonrisa, “What you really mean” es un track más tranquilo, me refiero a que incluso la forma de cantar por parte de Gordon es más sentimental, se deja llevar. Me imaginé escuchándola durante la puesta de sol.
Otra de las canciones más alejadas a la mesura es “Traveling Solves Everything”, el track más resonante en el uso de los instrumentos y por la forma de impostar la voz, es más agresivo, si así lo quieren ver.
No utilicé el adjetivo “seductor” para que se leyera bonito pero en realidad, a lo largo del disco, hay un lado persuasivo, sobre todo en “Untrue love”. La voz de Gordon llega a seducir en algún momento y se hace acompañar en los coros en ese mismo tono.
“I’m not done” le pone fin al extraordinario disco de Violent Femmes, el último track vuelve al sonido country y se despide con la voz, en una especie de fade out.
Podemos hacer cualquier cosa con nuestras vidas pero si escucháramos a Violent Femmes todos los días la existencia sería más alegre, o mínimo tendría buen ritmo.