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[title]La música de Diles que no me maten es un organismo vivo. En cada show, la banda reinventa sus canciones, guiada por la energía del momento. Para Bahidorá, sin embargo, tienen algo distinto en mente: una presentación estructurada, pero sin perder su esencia espontánea. Nos contaron sobre su proceso creativo, su cuarto disco y lo que significa llevar su sonido al festival.
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Son una banda conocida por la improvisación pero ahora están planeando su setlist, ¿qué hay detrás de esta decisión?
Usualmente improvisamos, casi nunca subimos con setlist, vamos sintiendo al público y dejamos que las canciones fluyan. Pero en Bahidorá queremos hacer algo más planeado porque estamos presentando temas de nuestro cuarto disco, que tiene una composición mucho más estructurada.
¿Cómo influye el entorno en sus presentaciones?
Cada concierto transforma nuestra música. En Cuernavaca, el público gritaba y bailaba, así que nuestras rolas sonaban más fuertes. Pero en Austin, la gente estaba muy callada, en trance, y eso nos llevó a tocar más quedito, más sutiles. Siempre respondemos a lo que pasa a nuestro alrededor.
Su cuarto disco es un collage de ideas…
Es nuestro segundo intento de hacer un cuarto disco. La primera vez no funcionó, así que cambiamos nuestra forma de trabajar. Antes improvisábamos en el estudio, pero ahora armamos canciones como un collage: una frase de clarinete de Jerónimo, un verso que escribió Jonás, una línea de bajo mía. Todo se junta hasta que cobra sentido.
También cambiamos de productor. Los primeros discos fueron con Hugo Quezada, el tercero con Mateo Sánchez Galán y ahora trabajamos con Sebastián Rojas. Cada uno tiene un estilo diferente y eso se refleja en la música.
¿Cómo definirían lo que representa Diles que no me maten?
Es el reflejo de cinco personas muy distintas entregándose al momento. Nuestra música es una extensión de lo que no siempre mostramos en nuestra comunicación diaria. A veces suena enojada, a veces triste, a veces etérea. Es el sonido de cinco personas encontrándose a sí mismas.
¿Qué relación tienen con otras formas de arte?
Nos inspira mucho el cine. Sería increíble hacer música para películas. También hemos trabajado con danza en vivo, como con Camila Arroyo en la Estela de Luz. Mezclamos improvisación con movimiento, y nos encantaría explorar más.
Una canción que se fusione con el paisaje de Las Estacas:
Creo que “La Forma del Esqueleto”. En vivo cambia mucho y nos ha pasado que el entorno reacciona a la rola. Una vez en Cholula, justo cuando la tocamos, el viento empezó a mover las hojas como si alguien hubiera encendido una máquina. Quedó perfecto con el espacio.
¿Qué viene después de Bahidorá?
Nos vamos a Nueva York y Filadelfia, donde tocaremos con Mabe Fratti y Explosions in the Sky. Si conocen a alguien por allá, que se anime. Los boletos ya están a la venta.
Apaga el celular, cierra los ojos y deja que la música haga lo suyo. Esa es la invitación de Diles que no me maten para Bahidorá. Lo demás es improvisación.
