Apolo se despide en Bajo Circuito luego de 18 años de carrera
Foto: Cortesía
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Apolo dice adiós: 18 años de ruido desde el norte

La banda chihuahuense cierra su ciclo con un último show

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Procedentes del norte del país, Chihuahua, Apolo ofrecía un sonido crudo, riffs de guitarra y baterías ensordecedoras cuando, a mediados de los dosmiles, hicieron su aparición.

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Sus discos Apolo EP (2012), Tercer Solar (2013), Guardián (2015) y Rimuri (2019) complementan su trabajo como agrupación. Todos ellos con la energía explosiva que los caracteriza.

Su propuesta los hizo consolidarse dentro del circuito de bandas emergentes de la CDMX, y lograron traspasar fronteras para pisar los escenarios de los principales festivales en Centroamérica e incluso Europa.

Claro está: haciendo referencia al dios asociado con la música, Apolo fue uno de los dioses más importantes del Olimpo. Así fue como la banda decidió gestar un proyecto basado en la mitología griega.

Han pasado 18 años desde su formación. Tras una pausa en 2019 para replantearse su camino, en este presente se dan cuenta de que no hay un porvenir, al menos no en un futuro cercano. Por eso, su camino los conduce a un adiós. Pero no sin antes ofrecer un concierto el próximo 26 de abril en Bajo Circuito, donde harán un recorrido representativo de su trayectoria con un show enérgico.

Conversamos con Albar Alcántara, líder de Apolo, quien cómodamente sentado en un camastro desde su casa en Playa del Carmen, compartió detalles sobre esta última presentación en CDMX.

Será memorable esta charla, Albar. Cuéntame, ¿cómo recuerdas ese año cumbre del rock mexicano y el primer pestañeo de la existencia de Apolo?
Justo, en ese momento el rock mexicano estaba como en una cumbre, porque venía ya de varias etapas de transformación; por ejemplo, el grunge, luego el nu metal, toda la invasión indie… y fue durante esa etapa que Apolo empezó a hacer música. Yo no estaba en ese entonces, llegué en 2010, pero ellos se fundaron en 2008 y tenían mucha influencia psicodélica de los setenta, aunque llevada a la modernidad y acomodada a lo que se escuchaba en ese momento, que era el indie rock.

¿Crees que las letras de Apolo marcaron una diferencia para que efervesciera como lo hizo? Porque su sonido tampoco era común en ese entonces
Pues creo que sí… hubo una diferencia. Lo que pasa es que, bueno, cuando estudié la carrera de Letras, uno desarrolla un chingo de palabras, te ponen a leer un montón (risas). Para mí es más difícil escribir una canción simple. Pero siempre me preocupó no hacer letras rebuscadas. Ahí tienes a Los Cadetes de Linares o los boleros, que son canciones poéticas pero con un lenguaje entendible.

Siempre me gustó la literatura, y también a los demás nos gustaba hablar de cosas que no fueran solo sobre el amor. Entonces, hacíamos letras más profundas, con temas espaciales, mitológicos, abordados de manera retórica y con imágenes. Ahí está “Hiena” o “Galatea”, que es un canto al amor odioso. Y sí, eso fue lo que nos hizo diferentes.

Les tocó buen momento para mudarse de Juárez a CDMX
Sí, en ese momento había un muy buen circuito de bandas. Recuerdo bien el Festival Marvin, lugares como el Tokyo Pop —que ya no existe—, ni se diga El Imperial, El Caradura… fueron lugares bien chingones. Ahora ya no recuerdo bares así de emblemáticos. Fuimos afortunados de haber pertenecido a esa época tan prolífica. Cuando estemos más rucos vamos a poder decir: ¡“Uyyy, a nosotros nos tocó cuando existía El Imperial!” (risas).

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¿Cómo fue vivir la escena independiente hace 18 años, frente a los cambios de la industria?
No, pues sí ha cambiado. También parte de este paro con Apolo tiene que ver con eso. No es que ya no le entendamos, pero vemos que el proceso de estar en una banda es muy diferente. Antes era la payola, ahora es más lo viral, estar en redes. Eso a veces puede cambiar tu vida como músico.

Antes la radio era muy importante; ahora creo que ya no lo es tanto. Ahora hay más soltura para mostrar tu identidad y tu proyecto. Creo que estamos en la era de la inmediatez: si sacas un álbum de diez canciones ya no es tan rentable. La forma de dar a conocer tu música es por medio de sencillos, hasta acumular un EP; y si te va bien, sacas un disco. Porque te arriesgas a que te olviden.

En 2019 decidieron hacer una pausa. Luego llegó la pandemia, pero eso también los hizo replantearse el camino de la banda
Sí, veníamos de una gira por Europa. Recuerdo una reunión en Madrid cuando nos dimos cuenta de que teníamos prioridades creativas diferentes. Dijimos “vamos a ver qué pasa”. Justo teníamos agendado un Foro IR!, aprovechamos ese Indie Rocks —lo hicimos con Disidente, creo— para decir: “¡Ya, güey, le paramos un rato!”.

Entonces decidimos parar. Llega la pandemia, duramos como medio año sin hacer nada. Ni nosotros ni nadie iba a hacer ni madres. Ya se acabó.

Cuando regresamos de la pandemia, a Zurdo se le ocurre volver —ya sin Iván, el ex baterista— y nos dimos cuenta de que sería diferente sin él. Entonces decidimos volver.

Y bueno, ahora han decidido, si no decirle adiós, al menos una pausa indefinida
Pues es que ya estamos más grandes (risas). Ya tenemos, como todo, otras prioridades. Cada uno tiene cosas personales. Yo estoy produciendo, tengo mi academia de música. Está difícil… las prioridades han cambiado. Quién sabe, el rock se extraña. Esta vez no te aseguro que sea definitivo.

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