Aceptémoslo, estamos hartos de cantar estupideces como waka-waka-eh-eh. Aquí las rolas de Shakira que le exigimos tocar el 11 y 12 de octubre en el Estadio Azteca.
Shakira debutó con Magia (1991), un disco de pop con esencia setentera que no tuvo el éxito que esperaba. Fue hasta 1996, con Pies descalzos que enamoró a todo México y se dio a conocer en toda Latinoamérica y Estados Unidos.
Antes de que Shakira se convirtiera en el fenómeno mundial que es —tarareando estúpidas letras como “Waka waka Eh, eh” o “Un mojito, dos mojitos, mira que ojitos bonitos, me quedo otro ratito”—, y cantara con Beyoncé, Maluma y Rihanna, se preocupaba por el contenido de sus letras y criticaba a la sociedad conservadora y a los políticos de una manera sutil.
Ya que Shakira vuelve a la CDMX para presentarse el 11 y 12 de octubre en el Estadio Azteca, buscamos las canciones noventeras —y algunas dosmileras— que sí queremos escuchar para que todos lloremos en colombiano en su concierto.
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Fue por tí que descubrí lo que es amar
Esta carta de amor es un golpe directo al corazón. Ya sea que estés enamorado o con el corazón roto, es difícil no tener un nudo en la garganta cada que la escuchamos. Ya cuando la peda está terminando, es inevitable no ponerla.
I'll leave again cuz I've been waiting in vain, but You're so in love with yourself if I say my heart is sore, sounds like a cheap metaphor so I won't repeat it no more.
Cuando Shakira presentó Laundry Service (2001), su primer disco en spanglish, Estados Unidos lo aplaudió y todos los latinos nos quedamos con un palmface. Esta canción es una de las patadas de ahogado que la colombiana dio antes de volverse la versión latina de Stacy Malibu.
Toda escoba nueva siempre barre bien, luego vas a ver desgastadas las cerdas. Cuándo las arrugas le corten la piel y la celulitis invada sus piernas.
No sabemos a quién le dedicó esta canción, pero no nos gustaría ser la chica a la que se refiere. No solo la compara con una escoba, también le escupe en la cara una realidad; la belleza no es para siempre.
Ya sé que no vendrás, todo lo que fue, el tiempo lo dejó atrás. Sé que no regresarás, lo que nos pasó no repetirá jamás.
Con esta pegadora y desgarradora frase, Shakira nos ayudó a superar a nuestros amores frustrados. Millenial pecho plateado que se respete canta “Entre fotos y cuadernos, entre cosas y recuerdos que no puedo comprender”, rápido y sin trabarse.
Me sigue rodeando la sombra de ti y siguen rodando por ahí todas las palabras que dijimos y los besos que nos dimos, Como siempre hoy estoy pensando en ti.
Esta sí es una patada a nuestro seco y roto corazón. En su disco en vivo, antes de tocarla comenta que la escribió a las 4am desolada y triste. We feel you Shakira, We feel you sis.
No creo en venus ni en marte, no creo en Carlos Marx, no creo en Jean Paul Sartre, no creo en Brian Weiss.
A comparación de sus nuevas canciones que repitan mil veces la sílaba la, Shakira no pretendía presumir tener un doctorado en filosofía, pero al menos daba gusto saber que conocía los clásicos.
Tú más que nadie mereces ser feliz.
Aunque el peróxido le quemó las buenas ideas, de vez en cuando nos regala canciones que parece que fueron escritas hace mucho. Tal es el caso de esta, en la que se percibe a una Shakira más madura y sobre todo, emocionada de volver a amar.
Siento que no tengo fuerzas ya para saltar y agarrar el sol. Y por más que yo lo intente no me escucho ni mi propia voz.
Uno de los secretos de Shakira es que no necesitaba rebuscar mucho las ideas para expresar su sentir. Esta balada canta lo que nuestro corazón llora, y retrata sutilmente —y de manera sencilla— lo que es extrañar a alguien.
Los han visto por ahí, los han visto en los tejados, dando vueltas en París, condenando en los juzgados.
Shakira supo sacarle jugo al rock pop y echarle una pedrada a los verdaderos ladrones que tienen a Latinoamérica en un estado deplorable. A todos los gobernantes y empresarios les hizo un saco a la medida, y nos dio una de nuestras canciones favoritas de su cuarto disco.
El cielo está cansado ya de ver la lluvia caer, y cada día que pasa es uno más parecido a ayer.
Este retrato de la monótona que se vuelve la vida después de romper con alguien es I-N-E-V-I-T-A-B-L-E de no cantar. Tal parece que la colombiana hurgó en nuestros sentimientos y los plasmó en uno de los videos más emblemáticos, con sus clásicos pantalones de cuero y cabello con dreadlocks y trenzas.
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