La respuesta a precios accesibles al Papalote Museo del Niño es este museo de ciencia en el Campus de Ciudad Universitaria, donde también se vale tocar y divertirse. Por supuesto, padece de los mismos males: un buen porcentaje de sus atracciones ya no sirve más, así que la frustración de oprimir el botón rojo y ver que nada sucede puede ser acumulativa.
Sin embargo, su sala de matemáticas es divertidísima, en especial las esculturas de espejos en las que uno se asoma al interior para verse multiplicado en esferas, cubos y pirámides flotantes en 3D, y todo como efecto de la catróptica, es decir, la ciencia que estudia los efectos de los espejos.
También tiene amenas exposiciones temporales de todas las ramas de la ciencia, en donde los niños suelen salir fascinados (y esas son las mejores, pues como están recién montadas, todo funciona). Tienen también un pequeño planetario, con una función muy entretenida y un montón de objetos que despiertan tu curiosidad y sacan a jugar al niño que llevas dentro.