Más que un museo, el Dolores Olmedo es un verdadero oasis al sur de la ciudad. Con una caminata por los jardines de la ex hacienda de La Noria, entre esculturas de bronce, árboles, plantas y flores endémicas, sorprende el hecho de estar aún dentro de la ciudad, acompañados por los pavorreales y perros xoloitzcuintles que invaden el camino.
La vida de Dolores Olmedo fue equivalente al valor de su colección. Entre retratos y fotografías con la crema y nata del país, mobiliario y antigüedades asiáticas. La primera sala muestra al público la intimidad de su hogar e introduce al visitante en la vida de este mítico mujerón.
Como amiga y benefactora de Diego Rivera, el mayor tesoro de su colección son las obras del afamado pintor y las de sus mujeres más queridas: su primera esposa, Angelina Beloff, y Frida Kahlo, que constantemente recorren el mundo, por lo que es posible no encontrarlas en exhibición. La buena noticia es que aunque esto suceda, aún tendrás mucho que ver. Entre los óleos, acuarelas y dibujos, encontrarás más de 500 piezas de origen prehispánico y una singular selección de piezas de arte popular. Sin duda, visitar este museo es tener una probadita de los mejores museos de la Ciudad de México.
El recorrido debe de terminar con una parada en la cafetería y la chachareada en la tienda de museo. Es súper conveniente checar la cartelera de eventos, ya que todos los fines de semana se ofrecen conciertos y actividades al aire libre.
La esencia del museo es perfecta para condimentar una mañana de paseo y sentirse catrines de antaño caminando lejos de la ciudad, en épocas pasadas.