El propósito de esta nueva galería en la Roma es incomodarnos: afuera, paredes negras opacas; adentro, paredes blancas y brillantes perfectamente iluminadas. En ellas hay pinturas de personajes con órganos sexuales caricaturizados que representaban el suicidio, el amor, la pedofilia. En colores de acrílico vibrantes, fosforescentes, que hacían que no pudiera dirigir mi mirada hacía otro sitio.
Esta galería busca ser el amigo que siempre juzga y critica, pero que como lo hace desde la ironía y el humor, te cae bien. “El nombre de la galería proviene de la idea de mostrar lo prohibido. Realmente no hay otras que se atrevan a tocar temas controversiales, y nosotros queremos hacerlo”, dice Abigail Orduña, manager de Klandestina, mientras mira las pinturas de frente. Con solo una sala amplia, la galería expondrá artistas que sigan una misma línea, la de incomodar.
La exposición, Headphones, del mexicano Omar Zurita fue la encargada de inaugurar este espacio con un mensaje burlesco y casi retador. Klandestina también expondrá el trabajo de artistas internacionales, como los españoles Cristina Llanos y Antonio de la Rosa, quien una vez hizo un performance con droga en una importante galería de Madrid. Y no solo expondrán óleos, sino que integrarán arte visual y otros formatos que refuercen una atmósfera de confrontación con el visitante.
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