San José ha sabido crear comunidad en Cabo en torno a las experiencias para pernoctar, y uno de los epicentros actuales es Solaz Resort Los Cabos, un hotel de lujo que cuenta con piscina infinita, seis restaurantes y una de las mejores panorámicas al atardecer del Mar de Cortés.
Quizá lo más divertido al llegar al resort, además del diseño que integra arquitectura orgánica en piedra, vidrio y madera para respetar el entorno, es el minimuseo de ballenas y mapas. Un Gabinete del Barco que el complejo decidió poner al alcance del público para mostrar esqueletos de ballenas, la fauna y flora local, y el conocimiento profundo sobre las misiones que formaron Cabo.
La obra "Aura Marina" del artista César López Negrete recibe a los visitantes en el Lobby. Los detalles marinos y el legado cultural prevalecen entre la sofisticación del diseño y lo que supone un hospedaje de 20 mil pesos la noche. La personalidad de las habitaciones, dispuestas en tres niveles estilo terraza, hace que todas tengan una vista privilegiada al mar y a la vegetación tan característica de Los Cabos.
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Nosotros nos quedamos en habitación estándar en Solaz Resort Los Cabos, pero con todas las facilidades: dos amplias terrazas privadas, cama king e incluso un jacuzzi con vista al mar donde caben perfectamente dos personas. Es una buena opción de hospedaje para disfrutar en pareja o con familia.
El complejo fue renovado en 2023 y ahora es un ente que toma las formas del sol según avanza el día, recordándonos que la naturaleza está presente al abrir la puerta a tu terraza en la suite. No hay palmeras y eso se agradece. Además, sea que te dirijas al spa o camines hacia la playa, no verás demasiada afluencia, ya que el espacio crea esa sensación de privacidad.
La piscina infinita con vista al Pacífico es perfecta para descansar o pedir algo en los bares que la flanquean. La oferta gastronómica cuenta con un chef ejecutivo al mando, y la creatividad, de origen italiano, se refleja en las pizzas, pastas y burratas hechas en casa.
La cocina de su restaurante Mika ofrece pesca del día, algunos cortes seleccionados con insumos de la localidad como guarnición, y giros atípicos en las salsas o compotas. Te recomendamos pedir un róbalo bañado en salsa de miel con ajo, que va perfecto con algún vino de la carta; y para cerrar, un helado de jengibre con cacao natural y mandarina.
La influencia de la gastronomía local está presente en la carta, pero los toques contemporáneos lo hacen accesible a todo paladar, especialmente para aquellos amigos extranjeros que no comen picante o siguen dietas veganas.
El spa ofrece masajes adecuados a tus necesidades y un circuito de confort de principio a fin. Te aconsejamos programar tu cita para que esté listo el exfoliante y la tisana de tu elección al finalizar. Cuentan con áreas para niños, teens room, parque para mascotas y zona de meditación colectiva.
Además, ofrecen varias experiencias, como una boutique de diseño mexicano (no es una tienda de souvenirs), un gimnasio equipado y hasta una estación de smoothies y ensaladas para no perder los abdominales durante las vacaciones.