Quizás es el antro gay más grande de la Ciudad de México. Pasó a ser el club que ocupó el vacío dejado por el Living en sus diferentes sedes, incluyendo su última etapa en Bucarelli.
Aquí pueden saciar sus ansias de vestirse entallados y deshacerse de su camiseta a la menor provocación. En algún punto de la madrugada, casi todos lo hombres andan con el torso desnudo y eso causa gracia a las chicas que pueden entrar sin problemas.
Este templo del circuit music es un viejo conocido al que no se puede faltar. No está abierto todos los fines de semana, pero prácticamente cada quince días ofrece fiestas temáticas organizadas por productoras como Karmabeat o El Clan.
Para quienes no tienen ni idea sobre el VD+, se trata de una bodega adecuada como sala de conciertos con capacidad para 3500 personas. La explanada funciona como pista de baile con un par de torres a las que se suben quienes aseguran poseer envidiables pasos de baile.
La ecualización del sonido es de buena calidad. Puedes hablar sin gritar en los pequeños lofts de la entrada o en la cómoda sala VIP, a los que accedes pagando un poco más.
Las cervezas están en 50 pesos, los tragos nacionales en 80 pesos y los internacionales en 100 pesos. Así que todo estaría de lujo de no ser porque lo único que suena es circuit music. Para los que nunca en su vida han escuchado a Maya Jane Coles o Andrew Weatherall, es la opción.