1. Tom's Leather Bar (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal
  2. Tom's Leather Bar (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal
  3. Tom's Leather Bar (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal
  4. Tom's Leather Bar (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal
  5. Tom's Leather Bar (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal
  6. Tom's Leather Bar (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal
  7. Tom's Leather Bar (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal
  8. Tom's Leather Bar (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal

Reseña

Tom’s Leather Bar

4 de 5 estrellas
  • Gay y lésbico
  • precio 1 de 4
  • Condesa
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

Puede ser que aquí casi todo es garantía: diversión, tragos, ligues, porno. Incluso sexo. Y es que cuando las cervezas hacen efecto, se tiene que pasar forzosamente por el cuarto oscuro para llegar al baño. No hay de otra. Por si esto les sirve de advertencia. O anzuelo.

Se ubica en una cautelosa entrada sobre Insurgentes, poco antes de la esquina con Michoacán. Para muchos es un destino conocido, pero las nuevas generaciones, quizás aquellos que tengan menos de 24 años, podrán reconocerlo por sus puertas plegables tipo cantina norteña.

El Tom’s ya se ha ganado el estatus de un antro clásico, sin duda, con una identidad que hasta el día de hoy no ha logrado ser emulada con acierto, ni en el ambiente ni en la cachondería. Único sobreviviente de aquellos clubs de la segunda mitad de los 90 que proponían una opción atrevida y exhibicionista para hombres a los que bailar y comadrear al mismo tiempo no es precisamente su definición de ser homosexual, como lo fueron el mítico Taller, en Florencia, o La Estación, en Londres, en la Zona Rosa. 

Por dentro es una bóveda con un techo intensamente elevado y vigas de tipo gótico. La decoración recuerda algún set de Gladiador de Ridley Scott en penumbras y con sugerentes pinturas de hombres dentro de marcos dorados, además de otras ilustraciones. De la parte alta derecha cuelgan varias banderas. La iluminación es a base de lámparas a media luz y velas en candelabros.

Está distribuido a manera de corredor con dos barras para servir tragos en los extremos. En medio se encuentran unas estructuras metálicas para apoyar las cervezas y hay bancos distribuidos en las orillas, que no son muchos y se ocupan con facilidad. Aquí se está mucho tiempo de pie, pero como es un lugar de machos, no habrá problemas con eso de los tacones. Además de una gran pantalla que se encuentra al fondo, arriba de la entrada al cuarto oscuro, hay otros monitores que transmiten videos porno que no dejan indiferente y fomentan a romper el hielo con el desconocido de tu agrado.

Arriba del área del cuarto oscuro y los baños instalaron una pequeña sala con cómodos sillones; ahí también hay una barra para bebidas, y lo mejor de este punto es la vista panorámica que ofrece del todo el Tom’s.

Cosas que lo han convertido en clásico: el momento en que la diversión sube de tono, y esto es cuando el DJ, religiosamente, pone un aria de María Callas; acto seguido, una hilera de strippers sube a la misma barra donde se despachan los tragos para ofrecer una coreografía pop bizarra, por aquello de que la música y también el tamaño de sus genitales no son precisamente promedio.

La música es casi bailable en su totalidad, y aunque se dejan escuchar de pronto algunos éxitos de Shania Twain o Cher, entre Depeche Mode y los Editors ponen cosas como The Postal Service o The Jesus and Mary Chain, lo cual es insólito para un antro gay en México y eso siempre se agradece.

Entra cualquier tipo de hombre pero ninguna mujer, por si no se lo sospechaban. La entrada no es para nada selectiva. Se dice que al Tom’s no se atreven a entrar hombres que imitan la coreografía de Belinda: esto es cierto en parte, es decir, no ponen a Belinda,  pero tampoco se trata del Club de los Búfalos Mojados y esto es lo que lo hace alivianado e incluyente. Es bastante común ver a hombres que llegan absolutamente solos sin que se sientan incómodos y esto hace que ligar sea relativamente fácil y divertido. Más bien, depende de las agallas de cada quién.

Los fines de semana el cuarto oscuro parece vagón del metro a las siete y media de la noche. Si bien esto puede ser excitante, también es incómodo y hasta asfixiante. Pero no se hagan los espantados: cuando lo atraviesen les ganará el morbo, y luego dirán a sus amigos cada cinco minutos “ahora vengo, voy al baño”. Si quieren tener una aventura dentro, lo mejor es que dejen carteras y celulares en la paquetería para evitar malos ratos. A diferencia de otros cuartos oscuros, hay un vigilante que cada determinado tiempo da rondas para evitar que las cosas se salgan de control.

Las bebidas oscilan entre los 35 y los 60 pesos. Uno de los días más socorridos son los martes del Tom’s, cuando los tragos bajan considerablemente de precio, además de otras promociones y, de pronto, parece que es cuando acuden los tipos más desinhibidos y reventados que muy poco les importa que dentro de unas cuantas horas arranque un día laboral de mitad de semana.  

Es verdad que le faltan varios aspectos para que sea un leather bar como dicen en San Francisco que deben ser: laberintos, glory holes, un sling. Ni siquiera se ponen exigentes con el código de vestimenta: te dejan entrar con camisas rosas bien planchadas y oliendo a lo último de tu diseñador favorito. Pero es lo que más se aproxima. Y, en todo caso, depende de uno darle el toque leather necesario.

Detalles

Dirección
Insurgentes 357
Condesa
México, DF
06170
Transporte
Metrobús Campeche
Precio
Consumo promedio por persona $100
Horas de apertura
Mar-dom 9pm-3am
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