A principios de 2013, este sauna gay sufrió un asalto que acarreó un par de contratiempos. Después de su reapertura, algo cambió para bien. El Sodome sigue siendo ese espacio de hombres con tan sólo una toalla atada a la cintura y sandalias (a veces ni eso).
Hay cosas que no se pueden controlar cuando decenas de hombres gays desnudos andan del vapor al laberinto oscuro (que se encuentra en el segundo piso). Pero la convivencia se ha relajado bastante, casi a niveles hippies. El Sodome se ha convertido en una muy buena opción que incluye muchas actividades: pueden bailar en el lobby (cuentan con DJs que se lucen los días de las fiestas temáticas mensuales, el último viernes de cada mes), conocer hombres en la barra, sudar en cualquiera de los vapores y baños turcos o entrarle a las emociones fuertes que suceden en el laberinto oscuro y en el cuarto de espuma, en donde la frase “se me cayó el jabón” va en serio.
Dado el tipo de local, no queda más que agradecer su constante vigilancia por mantenerlo siempre limpio, en orden y procurando que los clientes lo pasen bien sin excederse.
La entrada ronda entre los 200 y los 250 pesos dependiendo del día de la semana y los tragos arrancan de los 40 pesos (cervezas) hasta los 80 pesos (bebidas nacionales, internacionales y cocteles).
Por si se lo preguntaban, sí, han reforzado la seguridad tanto del lugar como de la zona para garantizar la integridad de los clientes a cualquier hora.
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