Reapropiarse del lenguaje
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Reapropiarse del lenguaje como herramienta poderosa de la comunidad LGBTTTI

Lo que decimos y cómo lo decimos puede alimentar discursos de odio o estigmas hacia la comunidad LGBTTTIQ+

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Platicamos con la filóloga y lingüista Georgina Heredia Trejo para entender cómo el lenguaje puede convertirse en un arma de doble filo para la comunidad LGBTTTIQ+

¿De qué manera el lenguaje o las palabras que usamos pueden alimentar discursos de odio?
No es coincidencia que las personas que tienen más privilegios sean hombres a los que les embona perfecto el masculino de la lengua y que las personas que no aparecen en la lengua sean las mujeres, las personas no binarias y otro tipo de disidencias de género y pronombres, que curiosamente no suelen tener representación tampoco fuera de la lengua; suelen vivir discriminación, odio, asesinatos.

También hay algunas palabras que pueden ser muy dolorosas para la comunidad, ciertas construcciones, tonos o el hecho de que palabras específicas se usen como insultos cuando en realidad no tendrían por qué serlos. De esta manera el lenguaje puede contribuir a la violencia.

En ese sentido, ¿el lenguaje ha sido para la comunidad LGBT un antagonista a lo largo de la historia?
Quien usa bien o mal el lenguaje son los individuos, y siempre ha habido un conjunto de personas que tienen cierto poder o muchos más privilegios. Es este grupo el que oprime a la comunidad LGBT y una de las tantas herramientas que usa para hacerlo es el lenguaje, pero tienen muchas otras formas; como impedir accesos al trabajo.

¿Ubicas otros periodos de la historia en los que hayamos repensado qué decimos y cómo lo decimos respecto a la comunidad LGBT+?
Creo una constante en ciertas comunidades marginalizadas es que han intentado integrarse a la corriente general de cómo se habla. Sin embargo, cada comunidad tiene sus propias palabras y códigos, que es también parte de lo que les da identidad; que cuando hablan con alguien de afuera no les entienden. Actualmente se está notando mucho más a raíz de las redes sociales, pero siempre ha existido ese juego entre el lenguaje que usamos para marcar nuestra identidad y algunas de esas palabras se cuelan al resto de la gente.

La comunidad se ha reapropiado de ciertas palabras como "joto", ¿de qué forma este ejercicio es favorable para ellos y ellas? 
Es una herramienta muy poderosa que tienen las comunidades oprimidas. Son las estructuras de poder las que se van mermando, porque tienen que encontrar otro tipo de palabras para insultar. Y es favorecedor para las personas que se están reapropiando del término, al resto de la sociedad no le pasa nada porque ya tiene todos los privilegios del mundo. Ok, ¿quieres mostrar que tienes más poder que nosotros?, pues de ese modo no.

Háblame de otras palabras que están muy incrustadas en nuestro léxico y que son ofensivas para la comunidad LGBT+.
Todo este debate muy sonado respecto a la palabra "puto" en el futbol. Es algo que de alguna manera muchos hombres gais se reapropian y lo dicen como orgullo, y al mismo tiempo la FIFA dice "no, eso es un insulto y por lo tanto no puedes decirlo", y se hace un juego muy confuso.

¿Tiene que ser la misma comunidad la que decida qué palabras se reapropia?
Yo como una mujer que no es de la comunidad, cis, no puedo decir “ah como no es un insulto, puedo llegar y decir puto”. No. Porque estoy desde afuera, digamos que solo las personas que están desde adentro tienen el derecho de quitarle la carga de insulto. Es ver que sí hay una diferencia de jerarquía, porque a mí nunca me van a discriminar o a mí nadie me está intentando matar por homofobia.

Cuando había menos espacios seguros para la comunidad LGBT+, ¿era más difícil apropiarse de un término en comparación a ahora, que vivimos en una ciudad gay friendly?, ¿cómo podrías explicar esa relación con el contexto?
Pondría entre muchas comillas el decir que la ciudad es gay friendly, creo que todavía hay muchísimas personas que no lo son aquí mismo, en la ciudad donde se supone que somos más progre. Lo que va creando un contexto seguro, hasta cierto punto, es que las normatividades legales sean más amigables. ¿Qué normas sociales o legales te apoyan? Aquí en la CDMX sería mucho más mal visto atacar a una pareja de gais o lesbianas que un país donde es ilegal.

¿En qué debos pensar antes de referirme a una persona de la comunidad LGBTTTIQ+?
Que tú no sabes más que ella, de ella. No tengas miedo de quedar como ignorante, es mejor preguntar “oye, tu nombre no me está diciendo si eres hombre o mujer”, y en un nivel más alto preguntar cuáles son los pronombres que usa para referirse a sí mismo o misma.

Al español no se le puede romper ni dañar y cuando nos rehusamos a usar un lenguaje inclusivo o a respetar las formas en que cada persona quiere ser llamada, lo que estamos rompiendo y dañando son personas, quienes ya están violentadas e invisibilizadas en la sociedad; ya sufren un montón de discriminación y lo menos que podemos hacer es incluirlas en el lenguaje.

Recomendado: En busca de un lenguaje igualitario para la comunidad LGBTTTIQ+.

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