Es un local partido en dos, unidos por una barra en medio debajo de un marco desde donde se puede ver lo que ocurre del otro lado. En el Pussy las paredes están tapizadas de rosa, mientras que en La Gayta hay estampas de hombres desnudos. El Pussy está pensado para chicas, La Gayta para chicos.
Ambos son bares muy pequeños, más los bancos que se encuentran en la barra que separa estos dos espacios. Abren desde la una de la tarde de lunes a domingo y los precios de las bebidas son muy accesibles, con unos 120 pesos se agarra muy bien la fiesta. Es frecuentado por jóvenes que recién acaban de salir del clóset, así que aquí el orgullo gay se disfruta de lo eufórico para arriba, al mismo nivel que la música. A veces hay que gritar para platicar, pero a estos muchachos parece no importarles. Los fines de semana se abarrota.