José Joaquín Blanco
“Once de la noche”
Abrigados caminantes de labios vegetales.
Frías las estatuas y las fuentes.
Tiritan en los charcos las luces de neón.
Un ladrón vigila al policía que lo vigila.
Hay pájaros dormidos en follajes de piedra.
Putas entumidas, retrasados presurosos.
Un travesti te mira fijo.
José Joaquín Blanco es reconocido como uno de los máximos cronistas de la Ciudad de México. Sus textos están reunidos en los libros Función de medianoche (ERA, 1981), Un muchacho bien helado (ERA, 1990) y Álbum de pesadillas mexicanas (ERA, 2002), los cuales ya son un referente para conocer la reciente historia de nuestra amada y odiada ciudad.
“Ojos que da pánico soñar” es una de sus crónicas más recordadas, ya que fue uno de los primeros poetas en reconocer su homosexualidad públicamente. Este trabajo apareció en 1979, mismo año en que se publicó otra emblemática novela citadina que cuenta las aventuras gays de aquellos años, El vampiro de la colonia Roma (Grijalbo, 1979), de Luis Zapata, así que en más de un sentido están hermanadas.
Si la ciudad es el centro de las crónicas de José Joaquín Blanco, el tema gay en la ciudad forzosamente debía estar en su poesía, particularmente en dos libros: La siesta en el parque (UNAM, 1982) y Garañón de la luna (Molinos de Viento, 1983), que pueden leerse en Poemas y elegías (Cal y Arena, 2000).