Hay un nuevo tumulto sobre la calle de Niza, frente a radiación de neones rosas y morados que incitan a nuevas expectativas en el barrio de Zona Rosa que, a pesar de su fama de tolerancia hacia la diversidad sexual, suele subsistir al filo del desgaste.
Se trata del nuevo antro gay de la CDMX Blow Bar, la respuesta reconstruida al melancólico cierre del Boy Bar, de ahí que su distribución sea más o menos la misma: tres niveles en los que se intercambian buenos arrumacos entre penumbras, sudor pop y una caderona y refrescante diferencia: un piso dedicado al reguetón y su irresistible perreo.