Sebastián Sotomayor, mejor conocido como (Me llamo) Sebastián, es un cantautor chileno que ha sido una inspiración para muchos a través de su voz en los cinco discos de estudio que ha sacado. La emoción que transmite al cantar y los temas que trata en sus letras facilitan identificarte con él. Creció en medio de burlas y menosprecio, pero salió adelante para convertirse en un rostro de la comunidad gay. La sombra, su última producción, habla sobre el desamor y las crisis.
Es querido dentro y fuera de la comunidad LGBTTTI, por eso aprovechamos su visita a la CDMX y lo buscamos para platicar sobre la aceptación y el amor.
¿Cómo describirías tu proyecto a alguien que nunca te ha escuchado?
Empecé a grabar mis canciones en el 2010 y si tuviera que definirlo sería como “pop de autoayuda”. Canciones para superarse a uno mismo y cuestionar las cosas.
¿Cuáles son tus mayores influencias?
Cuando tenía 16 años era fan de Evanescence, pero después encontré a Regina Spektor y fue mi gran revelación porque ella podía sola: podía pararse en medio de un escenario con su voz y no necesitar a nadie para decir lo que quieres expresar. Autosustentarte.
Eres un referente para personas de la comunidad gay, ¿qué sientes cuando alguien se identifica con tus canciones?
Es como la magia de Harry Potter, tiene que ver con revelar algo que siempre estuvo ahí. No me siento más especial que nadie, pero es increíble que algo que yo creo los mueva a hacer algo. Quiero dejar en claro que yo tampoco lo entiendo tan bien, es un misterio para mí. Es algo que también me ha ayudado a darle un sentido a mi vida.
¿Te han llegado historias de personas a quienes les has ayudado?
Sí, muchísimas. Chicos que han salido del clóset y su familia no los acepta por la religión, pero que encuentran un refugio en mis canciones. A veces la gente olvida que yo también soy humano y espera de mí algo más que mi humanidad, aunque lo único que puedo entregar son mis canciones.
Cuando me dicen que yo los he ayudado yo pienso “pero si yo estaba en mi casa comiendo papas fritas”, entonces algo que hice fue lo que los movió.
Foto: Rafa Torres/Cortesía del artista
Si no fueras cantante, ¿serías otra cosa?
Si trabajara de otra cosa la gente se daría cuenta que soy muy flojo, sería el peor trabajador. Por suerte encontré una actividad que me hace muy feliz y en la que puedo contribuir sin cambiarme.
¿Y cómo es Sebastián? ¿En qué cree?
Me cuestiono todo y me gusta fumar marihuana, porque no es malo y te ayuda a hacer preguntas sobre todo. Hay cosas que damos por hecho y no las cuestionamos, pero a veces tengo la oportunidad de cambiar la perspectiva en pequeñas protestas a través de mis canciones, porque cuando canto los demás escuchan.
¿Cuál sería tu mundo utópico?
Uno donde cada quien haga lo que quiere, pero haciéndose responsables por lo que hacen y dicen. Y sobre todo, no tenerle miedo a las preguntas, porque la gente no quiere pensar y una utopía sería cuestionarnos todo lo que hacemos sin temor a los dogmas, religiones ni adoctrinamientos.
¿Cuál sería tu playlist para salir del clóset si planearas hacerlo ahorita?
Todas mis canciones. Algo súper bonito que tiene la música es que puede transformarse en un refugio, puedes construir tu mundo aparte con tus audífonos. No sé qué escuchen los chicos de ahora pero yo pondría a Chini and the Technicians, Regina Spektor, Björk, Javiera Mena, Kate Bush.
¿Cómo fue para ti el proceso de aceptarte?
Eso es algo que no tengo resuelto en ningún caso, es algo constante que tenemos que ir trabajando diario. Tengo ciertos momentos de lucidez y como me dijo una amiga “lo único que el tiempo te pedía es aceptación” y es lo único que hay que hacer, siempre es una pelea aceptarse, pero es un proceso natural.
Salí del clóset cuando tenía 18 y creía que mis únicas dos opciones eran ser hetero o ser gay, ahora a mis 32 sé que la sexualidad es algo más amplio que eso, nunca he tenido sexo con una mujer pero sé que me he enamorado de mujeres. La aceptación tiene que ver con dejar de lado todas las categorías.
¿Qué consejo le darías a alguien que se quiere aceptar?
Cualquier cosa que esté pasando ahora, va a pasar. Por muy difícil que sea, nada es permanente. Hay que aceptar que todo es transitorio, todo es cosa de tiempo y la única seguridad que tenemos es que nacimos y morimos.
¿Qué viene ahora para Me llamo Sebastián?
Mi último disco, La sombra, salió el año pasado y después de eso enfrenté muchas cosas fuertes, estuve en una crisis de redes sociales y otras situaciones con amistades y sobrevivir en Chile y salir de ahí. La sombra pasó, porque todo pasa, y ahora estoy haciendo canciones más enfocadas en mi pop de autoayuda que me escribí a mí mismo. La sombra era una oda al hecho de que nada tiene sentido... pero uno le inventa un sentido a las cosas.
No te pierdas a Sebastián en vivo en la CDMX:
Foro del Tejedor Sábado 25 de agosto 5pm. $250.
Teatro Garibaldi Viernes 31 de agosto 8:30pm. $100.